domingo, 7 de junio de 2020

La Santísima Trinidad.

16Jun | Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad ...

"El misterio de la Trinidad, cuya solemnidad celebramos hoy, es como la aparente negación de aquello que los teólogos medievales afirmaban acerca de la simplicidad de Dios: si Dios es lo primero de todo, antes que toda la creación, antes que todo ser, antes que toda vida, antes que todo movimiento, entonces es imposible que sea “compuesto”. Entonces ¿cómo puede ser o tener tres personas? Pero la esencia de Dios no es sino su ser; aunque su ser o esencia de “ser” Padre, Hijo y Espíritu. Confesamos que Dios es uno, pero su esencia es de Padre (este concepto abarca todo lo que es un padre y una madre, aunque superados); pero también es Hijo, la esencia de ser un hijo como misterio de generación eterna; y también es por encima de cualquier cosa amor, se expresa a sí mismo, se dice a sí mismo, como amor, como Espíritu. Todo ello en Dios es esencial: no puede ser Padre solo; no puede ser Hijo solo; no puede ser Espíritu solo. La Trinidad, pues, es un diálogo eterno de relaciones de amor, porque el Hijo procede del Padre y el Espíritu del Padre y el Hijo. ¡Qué misterio tan insondable! En la solemnidad de hoy, pues, alabamos este misterio formulado en la tradición teológica con palabras y símbolos. Pero de esa manera Dios no es un misterio neutral; hablar de que es Padre, Hijo y Espíritu significa que siente como un padre y una madre; siente la experiencia de ser Hijo con lo que ello significa en relación a unos padres y se expresa como Dios amando, y no de otra manera. Esto es lo más importante de la Trinidad...". dominicos.org

ELEVACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

¡Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme enteramente de mí para establecerme en Ti, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, ¡oh mi Inmutable!, sino que cada minuto me sumerja más en la hondura de tu Misterio.
Inunda mi alma de paz; haz de ella tu cielo, la morada de tu amor y el lugar de tu reposo. Que nunca te deje allí solo, sino que te acompañe con todo mi ser, toda despierta en fe, toda adorante, entregada por entero a tu acción creadora.

¡Oh, mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser una esposa para tu Corazón; quisiera cubrirte de gloria amarte… hasta morir de amor! Pero siento mi impotencia y te pido «ser revestida de Ti mismo»; identificar mi alma con todos los movimientos de la tuya, sumergirme en Ti, ser invadida por Ti, ser sustituida por Ti, a fin de que mi vida no sea sino un destello de tu Vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.

¡Oh, Verbo eterno, Palabra de mi Dios!, quiero pasar mi vida escuchándote, quiero hacerme dócil a tus enseñanzas, para aprenderlo todo de Ti. Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero fijar siempre la mirada en Ti y morar en tu inmensa luz. ¡Oh, Astro mío querido!, fascíname para que no pueda ya salir de tu esplendor.

¡Oh, Fuego abrasador, Espíritu de Amor, «desciende sobre mí» para que en mi alma se realice como una encarnación del Verbo. Que yo sea para El una humanidad suplementaria en la que renueve todo su Misterio.

Y Tú, ¡oh Padre Eterno!, inclínate sobre esta pequeña criatura tuya, «cúbrela con tu sombra», no veas en ella sino a tu Hijo Predilecto en quien has puesto todas tus complacencias.
¡Oh, mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo!, yo me entrego a Ti como una presa. Sumergíos en mí para que yo me sumerja en Vos, mientras espero ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas.

Santa Isabel de la Trinidad

lunes, 1 de junio de 2020

La Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia.




"... Para que un sermón sobre la Virgen me guste y me aproveche, tiene que hacerme ver su vida real, no su vida supuesta; y estoy segura de que su vida real fue extremadamente sencilla. Nos la presentan inaccesible, habría que presentarla imitable, hacer resaltar sus virtudes, decir que ella vivía de fe igual que nosotros, probarlo por el Evangelio, donde leemos. «No comprendieron lo que quería decir». Y esta otra frase, no menos misteriosa: «Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño». Esta admiración supone una cierta extrañeza, ¿no te parece, Madrecita?

Sabemos muy bien que la Santísima Virgen es la Reina del cielo y de la tierra, pero es más madre que reina; y no se debe decir que a causa de sus prerrogativas eclipsa la gloria de todos los santos como el sol al amanecer hace que desaparezcan las estrellas. ¡Dios mío, que cosa más extraña! ¡Una madre que hace desaparecer la gloria de sus hijos...!Yo pienso todo lo contrario, yo creo que ella aumentará con mucho el esplendor de los elegidos. Está bien hablar de sus privilegios, pero no hay que quedarse ahí... ¡Y quién sabe si en ese caso algún alma no llegará incluso a sentir cierto distanciamiento de una criatura tan superior y a decir: «Si eso es así, mejor irse a brillar como se pueda en un rincón».
Lo que la Santísima Virgen tiene sobre nosotros es que ella no podía pecar y que estaba exenta del pecado original. Pero por otra parte, tuvo menos suerte que nosotros, porque ella no tuvo una Santísima Virgen a quien amar, y eso es una dulzura más para nosotros y una dulzura menos para ella". Santa Teresita del Niño Jesús.

domingo, 31 de mayo de 2020

PENTECOSTÉS


"¡Oh llama del Espíritu Santo, que tan íntima y tiernamente traspasas la sustancia de mi alma y la cauterizas con tu ardor! Pues ya estás tan amigable que te muestras con gana de dárteme en vida eterna cumplida, si antes mis peticiones no llegaban a tus oídos, cuando con ansias y fatigas de amor, en que penaba la flaqueza de mi sentido y espíritu por la mucha flaqueza e impureza y poca fuerza de amor que tenían, te rogaba me desatases, porque con deseo te deseaba mi alma cuando el amor impaciente no me dejaba conformar tanto con esta condición de vida que tú querías que viviese, y los pasados ímpetus de amor no eran bastantes delante de ti, porque no eran de tanta sustancia; ahora que estoy tan fortalecida en amor, que no sólo no desfallece mi sentido y espíritu a ti, mas antes, fortalecidos de ti, mi corazón y mi carne se gozan en Dios vivo , con grande conformidad de las partes, donde lo que tú quieres que pida, pido, y lo que no quieres, no lo quiero, ni aun puedo, ni pasa por pensamiento pedir: y, pues son ya delante de tus ojos más válidas y razonables mis peticiones, pues salen de ti y tú las quieres, y con sabor y gozo en el Espíritu Santo te lo pido, saliendo ya mi juicio de tu rostro, que es cuando los ruegos precias y oyes, rompe la tela delgada de esta vida, y no la dejes llegar a que la edad y años naturalmente la corten, para que te pueda amar desde luego con la plenitud y hartura que desea mi alma, sin término ni fin". San Juan de la Cruz.


viernes, 1 de mayo de 2020

1° de mayo, san José Obrero.

1º de mayor. San José obrero. Ofrezco mi traducción de la ...

"José, tu vida transcurrió en la sombra, humilde y escondida,
¡pero fue tu privilegio contemplar muy de cerca 
la belleza de Jesús y de María!
José, tierno Padre, protege al Carmelo;
que en la tierra tus hijos gocen ya la paz del cielo.

Más de una vez, el que es Hijo de Dios 
y entonces era niño, sometido en todo a tu obediencia,
¡descansó con placer sobre el dulce refugio 
de tu pecho amante!
José, tierno Padre, protege al Carmelo;
que en la tierra tus hijos gocen ya la paz del cielo.

Y, como tú, nosotras servimos a María y a Jesús 
en la tranquila soledad del monasterio.
Nuestro mayor cuidado es contentarles, no deseamos más.
José, tierno Padre, protege al Carmelo;
que en la tierra tus hijos gocen ya la paz del cielo.

A ti nuestra santa Madre Teresa 
acudía amorosa y confiada en la necesidad,
y asegura que nunca dejaste de escuchar su plegaria.
José, tierno Padre, protege al Carmelo;
que en la tierra tus hijos gocen ya la paz del cielo.

Tenemos la esperanza de que un día,
cuando haya terminado la prueba de esta vida,
iremos a verte, Padre, al lado de María.
José, tierno Padre, protege al Carmelo
y, tras el destierro de esta vida, ¡reúnenos en el cielo!".

Santa Teresita del Niño Jesús.

viernes, 24 de abril de 2020

Sobre el descenso de Cristo a los infiernos.

Qué significa Jesús descendió a los infiernos? - Católicos Firmes ...

"Vamos a tratar de una de las afirmaciones del Credo menos entendidas y peor interpretadas, esencial para comprender las celebraciones de la Pascua: el descenso de Cristo a los infiernos. No basta con mantener los enunciados antiguos; hay que entenderlos, interpretarlos, traducirlos. Intentemos explicarlo.
Los judíos consideraban que los muertos descendían a un lugar donde pervivían, rehenes de Satanás, en espera del juicio. A este lugar lo llamaban Sheol (en hebreo), Hades (en griego), Infernus (en latín).
Por eso, cuando los primeros cristianos dicen que Jesús «descendió a los infiernos», quieren decir que murió de verdad, como cualquier ser humano.
Afirmar la muerte de Jesús era una defensa de la autenticidad de la encarnación (para los herejes, ambas eran aparentes) y de la redención. El Hijo de Dios se hizo hombre con todas las consecuencias, participando también del sufrimiento y de la muerte, como todos los seres humanos.
La Iglesia cree que Jesús verdaderamente se hunde en el mundo de los muertos, del desamparo, «desciende a los infiernos», tal y como reza el llamado «Credo de los apóstoles». Vive la experiencia de la muerte en su totalidad.
Además, los Padres de la Iglesia dicen que Cristo descendió al lugar de los muertos para anunciar la salvación también a todos los que habían muerto antes de su venida a la tierra, para abrirles las puertas de la salvación.
Así lo explica una homilía del s. II que se lee hasta el presente en el oficio de lecturas del Sábado Santo: «El Dios hecho hombre ha despertado a los que dormían desde hace siglos, ha puesto en movimiento a la región de los muertos. En primer lugar, va a buscar a nuestro primer padre, como a la oveja perdida. Quiere visitar a los que yacen sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte; va a liberar de los dolores de la muerte a Adán, que está cautivo, y a Eva, que está cautiva con él. El Señor hace su entrada donde están ellos y ordena a todos los que estaban en cadenas: “Salid”, a los que estaban en tinieblas: “Sed iluminados”, y a los que estaban adormilados: “Levantaos”»". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

domingo, 12 de abril de 2020

¡Resucitó, Aleluya!

Raúl Berzosa on Twitter: "Nueva Obra: "Cristo resucitado". Óleo ...

"Ofrezcan los cristianos

                                     ofrendas de alabanza 
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa". 
Amén. Aleluya.

sábado, 11 de abril de 2020

Sábado Santo.


La Virgen María - María acompaña a Cristo

"Hoy la Iglesia, unida a María, contempla en silencio el misterio del amor y de la esperanza. 


Después de la muerte y sepultura de Jesús, los discípulos huyeron, se dispersaron ante el fracaso evidente: su esperanza yace en un sepulcro y la nuestra se mantiene en una mujer, María, la madre de los creyentes. 


Ella es la única referencia de la Iglesia en el momento en que su Camino está roto, su Verdad despreciada y su Vida sepultada. 

Después de Jesús, ella es la que más conoce al Padre, la que más de cerca ha visto su rostro. Por eso a ella nos dirigimos, en ella buscamos la compañía para esperar. Ella no ve, ella no sabe, ella no entiende, pero ella, como antes Abrahán, cree y espera. 

Aquí podemos entender por qué, como Iglesia, recordamos todos los sábados del año a María: porque ella es el referente orante, el punto de apoyo de los creyentes que ya no ven ni esperanza ni camino. 

Jesús la ha hecho, desde la cruz, madre de la comunidad (Jn 19,25-27), madre de los discípulos y ella empieza inmediatamente a darles a luz, a convertirles en creyentes, precisamente cuando todo invita a la incredulidad. 

Su fidelidad, su sí sostenido hasta más allá de la tumba son el primer tesoro que ha de guardar la Iglesia: «desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa» (Jn 19,27), la acogió -dice el texto- entre sus cosas, como cosa suya". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.


viernes, 10 de abril de 2020

Viernes Santo


5 frases y pensamientos para Viernes Santo | La Oración

"En esta tarde, Cristo del Calvario,

vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.


¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y solo pido no pedirte nada.
Estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es solo
la llave santa de tu santa puerta".

Gabriela Mistral







jueves, 9 de abril de 2020

Jueves Santo

Este Jueves Santo se celebra "La Última Cena del Señor"

"Pidamos al Padre Eterno merecer recibir el Pan Celestial,
ya que los ojos del cuerpo no lo pueden mirar,
se descubre a los ojos del alma".
Santa Teresa de Jesús
Camino 32,5.




Lavatorio a los pies del Papa Francisco a 12 presos, en la Misa de ...
 "Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido". Jn 13,3-5.

martes, 7 de abril de 2020

Meditación para Semana Santa.


Cuándo es Semana Santa? Las fechas de Semana Santa 2020

"No estaban preparados. Nadie estaba preparado para la manifestación de Jesús, el Nazareno. Pilló a todos desprevenidos. A sus discípulos, que no entendieron los acontecimientos que se avecinaban; a las autoridades judías, que le acusaron de blasfemo y de falso profeta; a Pilato y a los romanos, que lo condenaron sin tener claro por qué; a los soldados, que lo torturaron sin motivo; a los que lloraron su muerte como una desgracia y a quienes la celebraron como un descanso... 


Nadie entendió nada. Se mofaron de él, le escupieron, le azotaron, le acusaron de traición, de blasfemia, de autodenominarse Dios, de revolucionario… Pero nadie entendió lo que estaba pasando.


Tuvo que soportar una horrible pasión para mostrarnos el camino de la vida. Tuvo que soportar la cruz, para que ella se convirtiera en nuestra fuerza. Tuvo que morir para que un soldado romano dijera: "Realmente este hombre era Hijo de Dios". Tuvo que resucitar para mostrarnos cuál es nuestro destino. 

Lástima que entonces nadie estuviera preparado para su manifestación, que nadie adivinara quién era ni para qué había venido.

A nosotros nos dejó para siempre su ejemplo y el don de sí mismo: "Si yo , que soy vuestro Señor y maestro, os he lavado los pies, hacedlo también vosotros... Esta es mi sangre, que se derrama para el perdón de vuestros pecados, haced esto en memoria mía".

Señor Jesús, abre nuestros ojos para que descubramos tu presencia junto a nosotros, abre nuestras mentes para que comprendamos tu mensaje, transforma nuestros corazones para que se parezcan al tuyo. Amén". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

lunes, 6 de abril de 2020

La unción en Betania.

Lunes Santo: "La unción de Betania: Un gesto de amor que desvela ...

"Cuando «faltaban dos días para la fiesta de Pascua» (Mc 14,1; Mt 26,2), Jesús fue invitado a un banquete en casa de Simón el leproso. Durante la cena, una mujer derramó sobre su cabeza un frasco de perfume de nardo puro, muy valioso, de más de trescientos denarios (el sueldo anual de un obrero).

La valoración es, sin duda, exagerada, pero el texto indica que esta mujer no hace cálculos humanos en su entrega a Cristo: «derrama» sus bienes (o mejor, su vida) por Jesús. Preciosa imagen de un amor sincero y total.

Un don total, que no se puede medir

Precisamente en el mismo contexto de la Semana Santa, Jesús alabó la limosna de una viuda que echó en el arca más que nadie, «porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir» (Mc 12,44). 

Como ella, la mujer de Betania ha entregado todo, se ha entregado a sí misma, sin medidas ni razones.

Algunos se preguntaron: «¿Para qué este despilfarro» (Mc 14,4) y es Jesús mismo quien responde: «Para mi sepultura» (Mc 14,8). 

Es significativo que en el texto original se usa la misma partícula en la pregunta y en la respuesta para ponerlas en relación, aunque entre medias se añadan otras cosas. Jesús relaciona la unción y su muerte, ya que los cadáveres eran ungidos con perfumes antes de enterrarlos.

Los evangelistas subrayan las distintas actitudes frente a Jesús: Los jefes de Israel se habían «preparado» para acabar con Jesús; Judas se «preparaba» a entregarlo y esta mujer «preparó» su cuerpo para la sepultura. Por eso, Jesús afirma que lo que hizo esta mujer es una «buena noticia» que entra a formar parte del anuncio cristiano (Mt 26,13). 

La tensión dramática crece cuando los enemigos de Jesús encuentran un aliado en uno de sus discípulos, que se convierte en modelo de los que abandonan al maestro, de los que lo «entregan» (cf. Mt 26,15).

Una unción mesiánica

Pero este gesto esconde un significado más profundo: Como los reyes eran ungidos con perfumes preciosos, el gesto de la unción, realizado en este contexto, manifiesta que el que va a morir es verdaderamente el rey-mesías, el ungido del Señor, aquel del que se anunció: «El Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros» (Sal 45 [44],8).

También los gladiadores ungían su cuerpo antes de la lucha en la arena. Y Cristo se dispone a enfrentarse definitivamente con el enemigo de los hombres, Satanás. La unción en Betania es una preparación para el combate. 

El perfume de nardo derramado sobre la cabeza de Jesús indica su consagración real, profética y sacerdotal, su unción mesiánica; pero, al mismo tiempo, anuncia que se prepara para la lucha y la muerte, para la sepultura y el amortajamiento.

En la versión de san Juan, sucedió en la casa de Lázaro, «seis días antes de la fiesta judía de la Pascua» y fue María de Betania la que ungió los pies de Jesús (Jn 12,1). 

Por su parte, Lucas también habla de otra unción realizada por una prostituta (Lc 7,36-50). 

Esto ha llevado a una confusión, ya que algunos identifican a María de Magdala (ciudad situada en Galilea, al norte) con María de Betania (ciudad de Judea, al sur) y con la prostituta del relato de Lucas, pero son tres personas distintas. 

En los casos de María de Betania y de la prostituta se habla de una unción de los pies, un gesto de veneración bastante común en la época, por lo que pudo repetirse varias veces en contextos distintos. 

Pero en el caso de la mujer anónima de Mateo y Marcos se trata de una unción en la cabeza antes de su pasión, lo que adquiere un significado distinto, de consagración mesiánica. 

Ella no es totalmente consciente, pero está realizando un gesto profético (que cumple lo que anuncia). Por eso, «en cualquier parte del mundo donde se proclame el evangelio, se hablará de lo que esta ha hecho para memoria suya» (Mc 14,9)". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

domingo, 5 de abril de 2020

Domingo de Ramos.

Evangelio del día - Lecturas del domingo, 5 de abril de 2020
"... ¿No se llama María su madre?” (Mt 13,55).

¿No es Jesús el hijo de aquella que, embarazada y a lomo de burro, cuando el emperador dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio, subió con José a Belén, para hacerse inscribir? (Lc 2,1-5), ¿No es el hijo de aquella que lo dio a luz en un pesebre? (Lc 2,7), ¿No es el hijo de aquella que, con José y el niño, huyó, desplazada, a lomo de burro, porque Herodes buscaba al niño para matarlo? (Mt 2,13).
Por eso Jesús, llegada su hora, dijo a sus discípulos: "Vayan al pueblo que está enfrente. Al entrar, encontrarán amarrado un burrito. Desátenlo y tráiganlo".
Jesús es el hijo de María, mujer humilde, y por eso se desplaza como los humildes. De ella aprendió a ser pobre: no era ciudadano romano, no tenía ningún título distinto a los de “hijo de María” e “hijo del carpintero”.
Por eso Jesús entra triunfante a Jerusalén, pero montado en la cabalgadura que le correspondía como pobre, aclamado por los pobres que le seguían, porque en la sociedad de los satisfechos no hay lugar para que el pobre triunfe. “Vino a su propia casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,11).
María fue pobre y socialmente sin importancia. Jesús, el hijo de María, fue, como ella, también pobre y socialmente sin importancia.
Hoy celebramos la entrada de Jesús en Jerusalén. Como los pobres y los humildes de entonces, reconocemos en la persona de Jesús, el hijo de María, el proyecto de una humanidad nueva, que se gesta a partir de la humildad y la sencillez. Acompañando a Jesús y María, proclamamos la fe en el poder de Dios y, al mismo tiempo, testimoniamos la esperanza invencible de los pequeños". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.



sábado, 4 de abril de 2020

Liturgia y espiritualidad del Domingo de Ramos.


Domingo de Ramos: 5 de abril de 2020 – Iglesia en Aragon

"La liturgia actual del Domingo de Ramos tiene dos partes bien diferenciadas, aunque relacionadas entre sí.

La primera consiste en la procesión, precedida por la bendición de los ramos y la proclamación del evangelio de la entrada de Jesús en Jerusalén. 

La segunda es la eucaristía, en la que se leen uno de los cánticos del siervo de Yahvé (Is 50,4-7), el himno paulino que habla de la obediencia de Jesús, que «se rebajó hasta someterse a la muerte» (Flp 2,6-11), y la pasión del Señor, en la versión del evangelista propio de cada ciclo. 

El color litúrgico es el rojo, como el Viernes Santo...".

"... La entrada triunfal en Jerusalén fue la manifestación de Jesús como el mesías-rey prometido por los profetas. Antes había rechazado este título, demasiado unido a las expectativas políticas de Israel. Cuando las circunstancias hacían prever el desenlace, lo aceptó, mientras el pueblo aclamaba: «Bendito el reino que viene, el de nuestro padre David» (Mc 11,10). 

Para que se comprenda qué tipo de reinado es el suyo, no entra en la ciudad sobre un carro de combate o un caballo. Tampoco le vitorean soldados con armas. Por el contrario, entra montado en un asnillo, aclamado por los niños, que menean ramos de olivo. El asno es el animal que usaba la gente sencilla en sus trabajos y en sus desplazamientos. San Juan dice que sus discípulos no entendieron el gesto y que solo más tarde comprendieron que estaba cumpliendo una profecía (cf. Jn 12,16).

Efectivamente, Zacarías anunció que un futuro rey de Jerusalén lo terminará siendo de toda la tierra con estas palabras: «Se acerca tu rey, justo y victorioso, humilde y montado en un borriquillo. Destruirá los carros de guerra de Efraín y los caballos de Jerusalén. Quebrará el arco de guerra y proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar, desde el Éufrates hasta los confines de la tierra» (Zac 9,9-10). 

La Iglesia, con la mirada puesta en la mañana de Pascua, aclama a Cristo como su rey, triunfador del pecado y de la muerte, aunque es consciente de que su entrada en Jerusalén es, al mismo tiempo, el inicio de su sufrimiento. De esta manera, la liturgia pone en relación la Cuaresma y la Pascua al unir las alegres aclamaciones en honor de Cristo rey y la proclamación de su pasión: 

«Ya desde el principio de la Cuaresma nos venimos preparando con obras de penitencia y caridad. Hoy, cercana ya la Noche santa de Pascua, nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la Iglesia, la celebración anual de los misterios de la pasión y resurrección de Jesucristo, misterios que empezaron con la solemne entrada del Señor en Jerusalén. Por ello, recordando con fe y devoción la entrada triunfal de Jesucristo en la ciudad santa, le acompañaremos con nuestros cantos para que, participando ahora de su cruz, merezcamos un día tener parte en su resurrección» .

Al cantar «Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor», debemos recordar las oraciones de Adviento, en las que se suplica la «venida» del Señor, y las de Navidad que la celebran como ya acaecida. 

La liturgia de este día, que une las promesas, el cumplimiento histórico y la esperanza de plenitud, la pasión y el triunfo, la Cuaresma y la Pascua, enseña que no hay ningún día del año que sea independiente de los otros. Todas las fiestas están unidas entre sí y todas celebran a Cristo que vino, que viene y que vendrá; que asume nuestra pobreza para darnos su riqueza; que se entrega a la muerte para darnos vida. Aunque en todas las eucaristías se anuncia la muerte del Señor y se proclama su resurrección hasta que él vuelva (Cf. 1Cor 11,26), en la celebración del Domingo de Ramos se manifiesta especialmente la profunda unidad del misterio de Cristo...". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

jueves, 2 de abril de 2020

Todo es gracia.


"Estos días de pandemia y de confinamiento obligado, cada uno saca de su corazón lo que lleva en él. Hay personas buenas, que siguen sirviendo al Señor y a los hermanos con todas sus fuerzas y hay quienes siembran inquietud y malestar con sus quejas continuas y comentarios negativos.

Es triste, pero comprensible que esto suceda en la sociedad civil, con las manipulaciones de algunos políticos, que defienden sus ideologías antes que el bien de los ciudadanos. 

Incluso uno se espera las acusaciones de algunos evangélicos, con la acostumbrada canción de que la Iglesia católica es muy rica y debería dar sus bienes a los pobres. 

Es inútil recordarles que los bienes artísticos e históricos de la Santa Sede son inalienables y que en el tratado de Letrán (por el que se creó el estado Vaticano) se especifica que no pueden venderse ni salir de Italia. 

Les pasa lo que a Judas, que se escandalizó por el perfume derramado a los pies de Jesús, "pero no le preocupaban los pobres" (Jn 12,6). Solo necesitaba una excusa.

Mi comunidad es sencilla, pero seguimos haciendo el reparto de alimentos a las familias necesitadas (hoy vendrán a recogerlos las 80 familias a las que atendemos semanalmente). Los mercedarios, que son la parroquia de al lado de la nuestra, siguen repartiendo alimentos para 400 familias necesitadas. Estos solo son dos ejemplos de los muchos que podrían citarse.

Lo que es desconcertante es que también suceda en el seno de la Iglesia. Normalmente no veo la televisión (ni antes ni ahora), por lo que me ahorro muchos malos ratos, pero me duelen los comentarios tóxicos en internet de algunas personas que se dicen católicas.

En mi cuenta de facebook y en la del santuario de santa Teresita, hay personas que proponen que se hagan misas públicas y se lamentan porque no pueden participar en los sacramentos. Nos acusan de falta de fe y cosas similares.

Un obispo mexicano ha llegado a afirmar que esta enfermedad es un castigo de Dios por el aborto y los pecados sexuales. Otro obispo (creo que eslovaco, pero ahora no recuerdo y no tengo ganas de ir a averiguar de dónde exactamente) se ha atrevido a sugerir que es un castigo de Dios por los abusos litúrgicos y que el papa debería hacer un acto de desagravio por el sínodo del Amazonas.

No sé qué imagen de Dios tienen estas personas, pero ciertamente no es el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que tiene entrañas de misericordia y se solidariza con los que sufren. Recordemos las palabras de santa Teresita: «Mi camino es todo de confianza y de amor, no comprendo a las almas que tienen miedo de un tan tierno amigo» (Cta 226)...".

"... En su enfermedad (santa Teresita), manifestó: «Sin duda es una gracia muy grande recibir los sacramentos; pero cuando Dios no lo permite, también está bien, todo es gracia».

Lo mismo vemos en el texto de santa Isabel de la Trinidad que recogemos al inicio de esta entrada: «Dios no tiene necesidad del sacramento para venir a mí».

San Juan de la Cruz estuvo nueve meses en la cárcel, sin poder celebrar los sacramentos, y allí tuvo las experiencias más altas de unión con Cristo y compuso sus hermosas poesías.

La Iglesia católica de Corea no tuvo sacerdotes que celebraran los sacramentos durante cien años, pero los cristianos se mantuvieron firmes en la fe.

Hoy mismo hay muchos católicos que viven en países musulmanes, o están en la cárcel, o en el hospital, o en poblaciones aisladas y no pueden participar en los sacramentos.

Recordemos que los sacramentos son los medios ordinarios para recibir la gracia de Dios, pero él se hace presente de muchas otras formas en las circunstancias extraordinarias.

Aquí se trata de fe, no de otras cosas. ¿Tengo fe en que el Señor está con nosotros todos los días?, ¿sé descubrir su presencia amorosa junto a mí también en los momentos de dificultad?, ¿estoy dispuesto a colaborar con él en la construcción de un mundo mejor, sembrando rosas y no cardos a mi paso?

Aprovechemos este tiempo de encerramiento obligado para orar y para leer cosas que nos ayuden a crecer, dejando de lado todo lo demás...". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd