domingo, 24 de febrero de 2019

Ama a tus enemigos...

Imagen relacionada


El Señor, en el Sermón de la Montaña, formula las bienaventuranzas, nos invita a ser sal y luz de la tierra y nos pide que nuestra vida sea auténtica, invitándonos a purificar no solo los actos externos, sino también las intenciones del corazón. Estos son los contenidos de los evangelios de los domingos pasados.

Hoy nos pide algo muy difícil, aparentemente imposible: amar a los enemigos para parecernos a nuestro Padre del cielo, que hace llover sobre buenos y malos y hace salir el sol sobre justos e injustos.

A todos nos gusta escuchar que "el Señor es compasivo y misericordioso" (como reza el salmo de hoy) y que Dios no se cansa de perdonar. Pero Jesús nos pide que nos parezcamos a Dios, que nosotros también seamos compasivos, que nosotros tampoco nos cansemos de perdonar, que amemos a todos, incluso a los que nos han hecho daño.

El Señor repite esta enseñanza varias veces, con formulaciones distintas: «Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos» (Mt 5,7); «perdonad y Dios os perdonará» (Lc 6,37); «cuando oréis, perdonad a los que os hayan ofendido, para que también vuestro Padre celestial os perdone a vosotros» (Mc 11,25); «Si en el momento de llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, vete primero a reconciliarte con tu hermano y vuelve luego a presentar tu ofrenda» (Mt 5,23-24); «no juzguéis y no seréis juzgados; porque Dios usará con vosotros la medida que vosotros uséis con los demás» (Mt 7,1-2). También nos pide que seamos capaces de perdonar «hasta setenta veces siete»; es decir, siempre (Mt 18,21-22). Llegando a la más alta concreción y exigencia en el amor a los enemigos y en la oración por los que nos hacen daño (Mt 5,44ss). 

Estas palabras del Señor calaron tan profundamente en la vida de los primeros cristianos, que san Pablo hace de ellas un pilar de su enseñanza: «Perdonaos mutuamente, como Dios os ha perdonado por Cristo» (Ef 4,32); «del mismo modo que el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros» (Col 3,13); porque «la caridad no tiene cuenta del mal» (1Cor 13,6). 

Por su parte, la Madre Teresa de Calcuta insistía: «Si realmente queremos amar, tenemos que aprender a perdonar». 


En este proceso de aprendizaje no debemos desanimarnos nunca. Aún no somos capaces de perdonar «como» Él nos perdona, igual que no somos capaces de amar «como» Él nos ama, ni aún somos santos ni perfectos «como» Él es santo y perfecto. Estamos en camino. Un día podremos tener los sentimientos de Jesús, porque viviremos su misma vida en plenitud, amaremos con su amor y perdonaremos con su perdón. 

Mientras tanto, después de cada caída nos volvemos a levantar, sin perder nunca la confianza en su misericordia, que es más grande que nuestras faltas. Y le suplicamos: «Señor, necesito tu ayuda para perdonar; si no, no lo conseguiré nunca».

Para terminar, me gustaría recordar que amar a los enemigos no significa que me sean simpáticos o que me encuentre a gusto a su lado. Significa no hacerles ni desearles el mal y hacerles el bien si está en mi mano, aunque me cueste. El Señor, en su misericordia, nos lo conceda". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

viernes, 22 de febrero de 2019

La cátedra de san Pedro



"Hoy es la fiesta de la cátedra de san Pedro. La "cátedra" es la silla donde se sienta el obispo para enseñar. De ahí viene la palabra "catedral", que es el edificio donde se conserva la "cátedra". Al celebrar la fiesta de la cátedra de san Pedro, recordamos que él fue elegido por Cristo para confirmar a sus hermanos en la fe y ser vínculo de unión entre los creyentes".

"En esta primera lectura (1 Pedro 5,1-4) parece que Pedro dirige sus palabras a los dirigentes de las primeras comunidades cristianas, pero estas palabras son de una aplastante actualidad. Se dirige a los presbíteros pero todos podemos ver en sus palabras una exhortación a la humildad, a la aceptación de los servicios que nos solicita la comunidad y nos invita a ser generosos, a ser serviciales con alegría y a ser modelo.
Somos herederos de una gloria que va a manifestarse, esa gloria se está manifestando ya en muchas situaciones, en muchos sufrimientos, en los acontecimientos de nuestra vida y debemos estar atentos para ofrecer una palabra profética, una palabra que anime, ayude y estimule a todos los que nos rodean.
Y hoy además de plantearnos como actuamos en los diferentes servicios y apostolados también debemos en nuestra oración tener muy presente a todos los consagrados, pedirle al Señor que les ayude y guíe y que esta palabra que hoy se proclama sea la consigna para su vida.
El Señor es mi pastor proclamaremos, con El nada nos podrá faltar".









miércoles, 20 de febrero de 2019

Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase.

Resultado de imagen para mc 8 22-26


"Vino luego a Betsaida. Y le trajeron un ciego pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: “¿Ves algo?”. Levantando los ojos dijo:” Veo hombres, me parecen árboles, pero andan” Le impuso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea. Mc 8,22-26

Betsaida ¿lugar geográfico o simbólico?

Betsaida fue el lugar de nacimiento de Andrés, Pedro, Santiago, Felipe...
Betsaida  es uno de los lugares a los que Jesús recrimina su incredulidad, la incredulidad de sus habitantes Mt11,21 ¡Ay de ti Betsaida!...
Betsaida se menciona yendo de camino Mc6.45,52… les mandó a sus discípulos que subieran a la barca… en dirección a Betsaida… El fue hacia ellos andando sobre el mar… No le reconocieron…
Sin duda Betsaida es un lugar geográfico, aunque en su  localización exacta hay alguna divergencia, pero al introducir Marcos aquí esta curación del ciego, algunos teólogos sostienen que Betsaida es sinónimo de incredulidad.
Incredulidad de los discípulos de Jesús puesta de manifiesto a lo largo de los relatos evangélicos. Lc 61-15. En muchas ocasiones Jesús habló a los discípulos y estos manifestaron su incredulidad. Ésto pudiera justificar que Marcos introdujera aquí este texto, según la interpretación de algunos exégetas.
Hay dificultades para creer en la persona y en el mensaje de Jesús en las comunidades cristianas a las que Marcos se dirigía, ceguera humana a la que Jesús quiere curar, nuestra propia ceguera a pesar de tanta Gracia.

Y le trajeron a un ciego pidiéndole a Jesús que le tocase

Me invita este comienzo del relato a pensar en la importancia de “le trajeron” o le llevaron a Jesús, de ese alguien que acercó al ciego a Jesús. El encuentro con el otro que necesita ayuda, que necesita de mí, la importancia “del otro” que es capaz de descubrir la necesidad y de acompañar hasta donde está la fuente de su curación.
Y una primera reflexión para compartir: ¿me siento identificado con el que le lleva a Jesús, mi encuentro con las personas me lleva a descubrir necesidades, ayudar, acompañar…?
Y siguiendo el texto “le sacó de la aldea, le llevó de la mano…” ¿por qué le sacó de la aldea y cómo lo hizo?
Me sitúo ante Jesús como el ciego que no articula palabra pero que deja a Jesús que descubra su ceguera, le saque de su espacio cómodo, de la zona de confort, de sus seguridades, de sus razonamientos lógicos, razonables.
Dejarse conducir por El hasta una zona tranquila, luminosa, dejarse tocar por Jesús, acompañar por El, conducir por El sin prisa, sin querer ver todo claro desde el principio, asumiendo un proceso de curación, de clarificación, pero confiando siempre en la mano amiga que le condujo hasta allí y en la seguridad que El quiere siempre curar nuestras cegueras.
Es el milagro que Jesús ha de realizar en la comunidad de los cristianos para hacerla capaz de reconocer su presencia en los signos eucarísticos, en sus palabras y en la entrega de su vida en la cruz.

Jesús le mandó a casa diciendo que no entrase en la aldea

Una vez que hemos dejado nuestras certezas, falsas seguridades, comodidades, una vez que nos hemos dejado tocar por Jesús, con qué facilidad volvemos a Betsaida, al lugar de nuestras cegueras, y ¡qué fuerza tiene la recomendación de Jesús de no entrar en la aldea! de no volver a instalarnos en nuestras rutinas, de nuestra falta de motivación o radicalidad en el camino de fe.
No vuelvas a la aldea, dice al ciego recién curado, vete a casa, a ese espacio interior donde se produce el milagro del encuentro con el Maestro que ofrece Luz que ilumina nuestras tinieblas que nos ofrece otra visión del mundo y de las personas, mientras le pedimos con la canción: “Danos Señor tu mirada, que pueda yo ver desde allí”
Otra reflexión sobre el texto tiene que ver con la manera de ayudar a otros “ciegos” que encontremos en nuestro camino y que Jesús nos muestra en este relato.
Acogida, proximidad y cariño “le llevó de la mano”. No se trata sólo de ayudar sino de cuidar los gestos, las actitudes. Y volver a empezar cuando en la acción que emprendemos nos encontramos los resultados esperados. “Le puso otra vez las manos en los ojos”". Hna. Mariví Sánchez Urrutia

martes, 19 de febrero de 2019

El diluvio universal


Resultado de imagen para el diluvio universal

"... No solo la Biblia, sino muchas narraciones antiguas de distintos pueblos hablan de un diluvio universal.

Hoy sabemos que en el pasado remoto y reciente ha habido varias inundaciones terribles que han devastado amplias zonas del planeta, sea en momentos de deshielo, sea causadas por maremotos y tsunamis. Posiblemente el recuerdo de algún acontecimiento de estos esté en la base de la narración bíblica.


Lo interesante no es el hecho en sí, sino la interpretación que la Biblia ofrece del acontecimiento, la enseñanza que nos regala.



Sobre lo primero que reflexiona el libro del Génesis es sobre la causa del diluvio (es decir, de los desastres que causan sufrimiento): los pecados de los hombres, la corrupción. Llegando a afirmar que «los pensamientos del hombre tienden siempre al mal» (Gn 6,5).



Puede parecer una exageración, pero basta ver el telediario de un día cualquiera para darnos cuenta de que la corrupción y la violencia siguen reinando en nuestra sociedad. Y que esto es causa de sufrimiento para muchos.



La Biblia interpreta el mal como el uso equivocado de la libertad. No es una fuerza externa sin nombre ni figura. El mal también tiene que ver conmigo y con mis acciones de cada día, con mi egoísmo e insolidaridad.



Eso es verdad, pero no es toda la verdad. El relato del Génesis continúa diciendo que el hombre no está solo ni abandonado en manos del mal.



Dios invita a Noé a construir un arca en la que salvarse del diluvio. De por sí esta es la oportunidad de salvación para todos, porque si todos hacen como Noé, todos se salvarán. O mejor aún, si escuchan el mensaje de que los pecados van a causar un desastre y dejan de pecar, el diluvio no tendrá lugar (como sucedió con la predicación de Jonás en Nínive).



De hecho, aunque a primera vista no lo parezca, no es Dios el que envía el diluvio como castigo, sino que son los mismos hombres los que lo provocan con sus obras, haciéndose daño a sí mismos. Dios lo que quiere es evitarlo.



El texto termina hablando de una alianza de Dios con Noé y con todos los seres vivos, en la que Dios se compromete a proteger la vida sobre la tierra.



El signo de la alianza es el arco iris. No un arco de guerra para mandar flechas que destruyan a los pecadores, sino un arco de colores plantado sobre la tierra, meramente decorativo.



Es verdad que los hombres seguimos haciéndonos daño unos a otros, pero Dios no se cansa de advertirnos, de invitarnos a la reconciliación y de sanar los corazones afligidos...". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

lunes, 18 de febrero de 2019

Salmo 1: La necesaria elección


Resultado de imagen para enseñanzas sobre el salmo 1


"El salmo 1 es de género sapiencial, y fue colocado por el compilador final como un pórtico de todos los demás. En él, Dios muestra al hombre los dos caminos que puede seguir en su vida y le exhorta a seguir el del bien, que lleva a la felicidad y a una existencia en plenitud; rechazando el del mal, que lleva al sinsentido y a la nada. 

1 Dichoso el hombre que no escucha el consejo de los malvados,
ni se entretiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los necios,
2 sino que pone su gozo en la Ley del Señor,
meditándola día y noche.

3 Es como un árbol plantado junto al río:
da fruto a su tiempo y sus hojas no se marchitan;
todo lo que hace tiene buen fin.
4 No sucede lo mismo con los malvados,
pues son como paja que se lleva el viento.

5 No se levantarán los malvados en el juicio
ni los pecadores en la asamblea de los justos,
6 porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los malvados conduce a la perdición.

En tres breves estrofas de dos versículos cada una, este salmo desarrolla tres imágenes complementarias: el camino de los sabios y el de los necios (vv 1-2), la comparación entre el árbol y la paja (vv 3-4) y el destino último de unos y otros (vv 5-6).

Un peculiar recurso literario subraya que el salmo no está puesto aquí por casualidad. En su idioma original, la primera palabra comienza con la primera letra del alfabeto hebreo («aleph») y la última palabra comienza con la última letra del alfabeto hebreo («tab»). De esta manera, se presenta como un resumen de todo el libro y de toda la Sagrada Escritura. Es como si dijera: «Aquí tienen un compendio de todo lo que es necesario saber, de la a a la z». Cuando el Apocalipsis presenta a Jesús como «el alfa y la omega» (Ap 1,8), vuelve a utilizar el mismo procedimiento literario para identificar a Cristo con el principio y el fin, ya que el alfa y la omega son la primera y la última letras del alfabeto griego.

El contenido es sencillo: Todos buscamos la felicidad, pero hemos de poner atención para no tomar el sendero equivocado. Hay un camino que lleva a la felicidad, a la plenitud de vida (simbolizada en un árbol siempre verde, plantado junto al manantial) y hay otros caminos que parecen más fáciles pero solo llevan al sinsentido y a la nada (simbolizados por la paja que se lleva el viento). El justo es el único sabio, mientras que el malvado es un necio. 

La primera imagen que desarrolla el salmo es la del camino. Imagen presente en todas las culturas para hablar de la vida humana. El camino no está totalmente definido, por lo que vamos buscando, tanteando, y podemos equivocarnos, llegando a arruinar nuestra propia vida. Razón por la que es importante elegir bien los compañeros y consejeros.

La segunda imagen que desarrolla el salmo es la del árbol robusto y fecundo, frente a la paja, que no tiene consistencia ni utilidad. El justo, nutrido por las abundantes corrientes de agua que encuentra en la meditación de la Ley, está lozano, lleno de vida, sin miedo ante la llegada de la estación seca. 

La tercera imagen que desarrolla el salmo es la del destino final. Allí se revelará el sentido último de nuestras elecciones. No es igual haber seguido el camino de la piedad que el de impiedad; no es lo mismo haber elegido ser árbol que paja.

Las imágenes del camino y del árbol se complementan y se corrigen mutuamente. Ninguna es suficiente, pero las dos son necesarias para comprender el misterio de nuestra vida.

El camino nos habla del esfuerzo que supone salir de nosotros mismos y de nuestras seguridades, para adentrarnos en senderos desconocidos, de la necesaria búsqueda de soluciones nuevas para los problemas nuevos, del peligro de anquilosamiento que corren los que dejan de avanzar. 

El árbol, por el contrario, nos recuerda la necesidad de conservar la identidad, las raíces, ya que somos herederos de una rica tradición. No podemos cambiar los cimientos de nuestra vida si no queremos que se hunda todo el edificio. 

Necesariamente hemos de mirar hacia atrás, al elemento fundante de nuestra fe: la revelación de Dios en Jesucristo. Al mismo tiempo, necesariamente hemos de mirar hacia delante, hacia una mejor comprensión del misterio de Jesucristo y de su Iglesia, conscientes de que el sentido último solo se nos revelará al final de la historia. 

Compaginar ambas fidelidades es un reto difícil: hay quienes, en su búsqueda constante de novedad, pierden la identidad y hay quienes, en el esfuerzo por mantener la identidad, se quedan anclados en el pasado y pierden la vida. El cristiano debe parecerse al hombre sabio, «que saca de su arcón lo nuevo y lo antiguo», según la necesidad de cada momento (Mt 13,52)". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

sábado, 16 de febrero de 2019

Mística cotidiana



"Dicen que soy una "vagamunda" e inquieta. Así le contaba Teresa de Jesús a un buen amigo lo que se decía de ella. Aludía, claramente, a unas palabras de Felipe Sega, nuncio en España de 1577 a 1581.

Felipe Sega llega a España cuando las fundaciones teresianas ya están muy avanzadas pero, al contrario que el nuncio anterior, no mira con buenos ojos el camino emprendido por Teresa. Lo que él había dicho de ella era lo siguiente:

"Fémina inquieta, andariega, desobediente y contumaz que a título de devoción inventa malas doctrinas, andando fuera de la clausura, contra el orden del Concilio Tridentino, y prelados, enseñando como maestra, contra lo que san Pablo enseñó, mandando que las mujeres no enseñasen".

Viniendo de un nuncio, no era ninguna tontería y Teresa se preocupó de sacar a luz la verdad: que no era desobediente ni andaba engañando. Más que por ella misma, por la causa, pues si andaba por los caminos fundando, si escribía, si enseñaba, era por sentir que era de Dios y no suya. Y por eso importaba aclarar la verdad: para que la obra de Dios no se perdiese.

A la vista de la actividad de Teresa, no resultan tan extrañas las palabras de Felipe Sega. De modo que, si no se saca a Teresa ni al nuncio de su contexto, ella se hace más grande y cercana. 

Podremos entrever, además, que aún hoy perdura algo de aquella visión misógina y reductora, y que la mística es más posible y fecunda de lo que solemos pensar.

Recorrer más de seis mil kilómetros en las condiciones de aquella época –en las condiciones actuales, los kilómetros se multiplicarían–. Comprar y vender casas, llevar la reforma material de las mismas, tratar con grandes y pequeños, hombres y mujeres, gentes de iglesia y de mundo y hacerlo con tanta llaneza y deseo de bien como perspicacia.

Buscar compañeros, candidatos masculinos para la familia que acababa de fundar, convertirse en su fundadora y formadora, escribir libros, no solo para discernir su propio espíritu sino con la convicción de tener una palabra que decir, hasta comentar la Biblia ¡tan prohibido entonces!

Escribir, también, un sinfín de cartas: instruyendo, gobernando, acompañando, compartiendo, preocupándose… de las cuales guardamos apenas 500 y no son más que una muestra de la imponente actividad comunicativa de Teresa.

Si pensamos en una mujer del siglo XVI, monja además, hacer todo esto resulta sorprendente y hasta escandaloso para el corsé cultural del momento. Y parece comprensible que hubiera quienes no entendieran el camino que iniciaba Teresa ni su forma de hacerlo.

Quizás lo más importante para nosotros sea recoger lo que se desprende del modo de vivir en el espíritu que tenía Teresa: "vagamundo" para el nuncio y sus continuadores, místico y proféticopara la iglesia que iba a recoger su experiencia.

Teresa muestra un camino posible para la experiencia mística. Uno, consciente de que hay muchos caminos en este camino del espíritu. Y propone una experiencia no a pesar de las cosas que van sucediendo, sino a través de ellas, invita a gozar del cielo en la tierra.

El encuentro íntimo, la experiencia profunda, el acceso a ese otro mundo en este mundo, pide tiempo, requiere dedicación. Porque, como decía Juan de la Cruz, "no entendemos sino vías de carne y tiempo". Y para nosotros no hay mística que no se apoye en nuestra propia humanidad, que es carne y tiempo, y también circunstancia.

Pero es un camino que no se hace apartándose del raíl de la historia, ni en la sola quietud, ni en el replegarse. Se hace enfangándose en la espesura de lo cotidiano, en su vulgaridad también. Atendiendo a la necesidad próxima y distante, dedicando energías a resolver lo que la vida va trayendo, sean minucias o asuntos complejos. Los negocios y muchas cosas de las que hablaba Teresa, que decía: "En ninguna manera dejéis de responder a su Majestad, aunque estéis ocupadas exteriormente".

A ella le llevó tiempo entender que era posible, entre tanta barahúnda, crecer en el espíritu; que se puede responder a su Majestad, gozar de estos toques de su amor, es decir, estar en contacto con lo más profundo y vivir la unión con Dios en todo, incluso en una actividad desbordante.

Escuchar hoy a Teresa, "vagamunda" y mística, es entender así la experiencia mística: posible, real y comprometedora. Regaladora de una fuerza singular: la de la libertad del amor. Es comprender que lo más íntimo impulsa la creatividad y crea la unidad. Es descubrir que Dios invita a recorrer un camino de solo amor, en el que su presencia se derrama y queda el alma con su Dios en aquel centro… "atada por amor con Vos y Vos con ella".

"Si ella está mucho con él, como es razón, poco se debe de acordar de sí; toda la memoria se le va en cómo más contentarle, y en qué o por dónde mostrará el amor que le tiene". "Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras".

El texto ha sido escrito por la carmelita descalza de Puzol (España) Gema Juan y publicado originalmente aquí". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

jueves, 14 de febrero de 2019

¿Quién fue san Valentín?


"Hoy se celebra la fiesta de san Valentín, el "día de los enamorados" o "día del amor y la amistad" como dicen en varios países americanos. Pero, ¿quién fue san Valentín?

El problema es que hay varios santos antiguos de nombre Valentín y se han mezclado las historias de los unos con las de los otros y hoy se tienen pocos datos ciertos sobre lo que corresponde a cada uno.

Los antiguos martirologios (es decir, las listas de los mártires que recogen el día de su martirio y el lugar de su enterramiento) Hablan de un sacerdote de Roma llamado Valentín, que sufrió el martirio en el s. III y fue enterrado en las catacumbas de la vía Flaminia.

De él se cuenta que casó a escondidas a algunos militares cristianos. Esto estaba prohibido, ya que los militares debían permanecer libres para poder ser enviados a cualquier lugar sin cargas familiares.

Parece ser que fue interrogado por el emperador Claudio II, que se negó a ofrecer culto a los falsos dioses y que afirmó que al emperador no hay que obedecerle cuando hace leyes injustas. El caso es que terminaron decapitándolo.

Sobre su tumba se levantó una iglesia en su honor en el s. IV, varias veces transformada y embellecida hasta que se abandonó a partir del s. XIII... En nuestros días hay una parroquia moderna construida muy cerca, que conserva a san Valentín como titular.

Hay cráneos, huesos y cuerpos enteros de mártires romanos de nombre Valentín, extraídos de las catacumbas y llevados a distintos lugares del mundo a lo largo de los siglos: Hamme y Gante (Bélgica), iglesia de Santa María in Cosmedin (Roma), Baga y Socuéllamos (España), Volsberg (Austria), Gemmeti (Francia), etc.

En Terni (Italia), también se celebra hoy la fiesta de un san Valentín, obispo, martirizado en el s. III. También se construyó una iglesia sobre su tumba en el s. IV, varias veces transformada hasta la construcción actual, del s. XVII, que es atendida por los carmelitas descalzos.

Una leyenda medieval cuenta que este santo obispo entregaba flores a los jóvenes cuando los unía en matrimonio, y les explicaba que la juventud y la belleza corporal se marchita, pero que el aroma de las virtudes dura para siempre.

Otra dice que a dos esposos que discutían les regaló una rosa y les explicó que la belleza del amor tiene que ser más fuerte que las espinas.

Otra habla de un pagano que quería casarse con una cristiana y habló con el obispo, que lo catequizó, bautizó y posteriormente casó con su amada.

Y hay muchas más. El caso es que hoy harán grandes fiestas en Terni y que el santo patrono de los enamorados puede ser este, el de Roma, o los dos". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

lunes, 11 de febrero de 2019

11 de febrero, Nuestra señora de Lourdes.


Resultado de imagen para nuestra señora de lourdes


"El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, una de viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.

Bernadette al principio se asusto, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.

El 18 de febrero en la tercera aparición la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban.
En la novena aparición, el 25 de febrero, la Señora mando a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.

En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mando a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imito y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.

El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a la Señora ¿Quien eres?, y ella le responde: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

Luego Bernadette fue a contarle al sacerdote, y él quedo asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.

El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.

En el lugar se comenzó a construirse un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.
Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero. 
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos:

1-Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.

2-Es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.

3-Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.

4-Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos".

 

Homilía P. Pépe, 10/02/19. Lc 5,1-11.




viernes, 8 de febrero de 2019

Eucaristía décimo aniversario, 05/02/19.


"... 10 hermosos años de caminar junto a ti, Amor de los amores, de enamorarnos de lo que has hecho en la vida de los santos del carmelo y como influyes en las nuestras a través de ellos. Aquí seguimos unidos por tu amor, hoy, unos aquí, en Venezuela, y otros en lugares a donde tu les has enviado, pero con la misma  Llama de Amor Viva, que has encendido en nuestras vidas. Aprendimos a amar la Cruz que has cargado para llevarla junto a ti y sobre todo hemos aprendido que el Caminito es muy largo y muchas veces empedrado, pero para nosotros solo Dios basta".