martes, 8 de octubre de 2019


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"Los judíos comienzan esta tarde la fiesta de «Yom Kipur», que supone la culminación de los «Yamim Noraim», los diez ‘Días del Temor’ o ‘Días del Arrepentimiento’, que comenzaron con la celebración de «Rosh Hashaná». Dicha fiesta tiene un doble significado: es al mismo tiempo el comienzo de un nuevo año y el día en que Dios juzga las acciones realizadas por los hombres en el año anterior. Aunque los seres humanos son juzgados el día de «Rosh Hashaná», el veredicto del juicio es fijado diez días después, el día de «Yom Kipur».
Los «Yamim Noraim», los diez días de arrepentimiento que transcurren entre «Rosh Hashaná» y «Yom Kipur» son la gran oportunidad que Dios concede a los hombres para que se reconcilien entre sí, salden sus deudas y se dispongan a pedir perdón.
Dios perdona a los hombres el día de «Yom Kipur» si durante los días precedentes han pedido disculpas a los que han ofendido durante el año anterior y han pagado sus deudas pendientes.
Tres son los pasos de la verdadera «Teshubá» (palabra que significa ‘arrepentimiento’, ‘retorno’): 1) Reconocer la transgresión realizada. 2) Confesar verbalmente el propio pecado: «Señor, yo erré, transgredí e hice el mal delante de ti. Me arrepiento y no volveré a hacerlo». 3) Aceptar el compromiso de no incurrir en el mismo pecado en circunstancias similares".

"... Hay cinco cosas que todo judío piadoso no debe hacer esta tarde ni mañana durante todo el día:
1. Comer y beber
2. Lavarse
3. Aplicarse aceites o lociones en la piel
4. Tener relaciones maritales
5. Usar zapatos de cuero

Esto se debe a que, a lo largo del año, la mayor parte de la gente pasa su tiempo dedicado a la comida, el trabajo, las posesiones materiales superficiales (simbolizadas por los zapatos) y los placeres superficiales (simbolizados por los aceites). En Yom Kipur los judíos quieren recordar qué es lo que realmente cuenta en la vida, dejando de lado por unas horas todo lo demás.

El rabino Eliahu Dessler escribió: "En Yom Kipur el poder de la inclinación negativa es apagado. Por lo tanto, nuestro anhelo de elevarnos espiritualmente se reafirma, después de haber estado latente como resultado del efecto amortiguador del pecado en el alma. Este rejuvenecimiento de las intenciones da derecho a la persona a ser considerada de manera especial y ser perdonada"...". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

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