miércoles, 16 de octubre de 2019

Octubre, mes marcado por dos grandes Teresas.

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"El mes de octubre está marcado por las celebraciones en honor de dos grandes mujeres que comparten en nombre de Teresa.
El 1 de octubre se celebra la fiesta de santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz (1873-1897), también conocida como Teresa de Lisieux, por la ciudad francesa en la que vivió desde los cuatro años hasta su muerte, cuando tenía veinticuatro. Es «la santa más grande de los tiempos modernos», doctora de la Iglesia y patrona de las misiones, junto con san Francisco Javier.
La «Historia de un alma» (su autobiografía) es el libro más traducido y editado en toda la historia de la humanidad, después de la Biblia. Además, ha sido la santa más citada por los papas que han gobernado la Iglesia después de su muerte y es una de las mujeres que más han influido en la evolución de la teología.
Experta en «la ciencia del amor», insiste en que Dios es «más tierno que una madre» y nos enseña a aceptar pacíficamente los propios límites y capacidades, poniendo nuestras vidas con confianza y abandono en las manos de Dios.
Sus padres, los santos Luis Martin y Celia Guerin son un ejemplo de matrimonio cristiano. Luis y Celia se casaron en 1858 y tuvieron nueve hijos, a los que transmitieron una sólida formación cristiana. Cuatro de ellos murieron en corta edad y las cinco restantes fueron religiosas. La más conocida de sus hijas es santa Teresita.
Vivieron ejemplarmente su vocación matrimonial, como esposos llenos de ternura y delicadeza, padres entregados a la educación humana y religiosa de sus hijas, trabajadores honestos, generosos en ayudar a los pobres y a la Iglesia en sus necesidades. Cultivaron en familia la vida de fe y piedad, practicando juntos la oración y la lectura de libros espirituales.
El 15 de octubre se celebra la fiesta de santa Teresa de Jesús (1515-1582), también conocida como Teresa de Ávila, por la ciudad española en la que nació y en la que fundó el primer monasterio de carmelitas descalzas, que hoy están dispersas por todo el mundo.
Fue la primera mujer de la historia declarada doctora de la Iglesia y la fundadora del Carmelo descalzo, que hoy está extendido por todo el mundo y consta de unas 13.000 monjas contemplativas, unos 3.500 frailes, unas 60 Congregaciones religiosas de vida activa (principalmente misioneras) e Institutos seculares, unos 40.000 miembros del Carmelo seglar y numerosos grupos laicales asociados. Su experiencia de Dios y sus enseñanzas recogidas en varios libros la han convertido en la mayor maestra de oración y espiritualidad en la historia del cristianismo.
En 2015 se tuvieron muchos actos en todo el mundo para celebrar el quinto centenario de su nacimiento. El papa Francisco también escribió varias cartas y mensajes con este motivo. En uno de ellos, afirma: «Ella nos muestra al vivo lo secreto de Dios, donde entró por vía de la experiencia, vivida en la santidad de una vida consagrada a la contemplación y, al mismo tiempo, comprometida en la acción, por vía de experiencia simultáneamente sufrida y gozada en la efusión de carismas espirituales extraordinarios».
Teresa de Ávila fue la primera santa con ese nombre, pero detrás han venido varias más: santa Teresa Margarita Redi del Sagrado Corazón de Jesús (Italia, 1747–1770, fiesta 1 de septiembre), santa Teresa Benedicta de la Cruz (más conocida con su nombre de seglar: Edith Stein, Alemania, 1891-1942, fiesta 9 de agosto), santa Teresa de Jesús de los Andes (Chile, 1900-1920, fiesta 13 de julio), además de varias beatas y venerables.
Entre las que no son carmelitas está la fundadora de las "hermanitas de los ancianos desamparados", santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars (España, 1843-1897, fiesta 26 de agosto), que consagró su vida al servicio de los más frágiles y a fundar hogares en los que acogerlos.
También santa Teresa de Calcuta, fundadora de las "misioneras de la caridad" (19190-1997, fiesta el 6 de septiembre). De pequeña estatura, firme en su fe como una roca, a Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed de amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres. «Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mí para que seamos su amor y su compasión por los pobres».
Fue un alma inflamada de amor a Cristo y ardiendo con un único deseo: «saciar su sed de amor y de almas». Comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en «los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupa».
Que todas las santas de nombre Teresa, especialmente la de Ávila y la de Lisieux, cuyas fiestas celebramos en octubre, nos ayuden a crecer en el amor a Cristo y a los hermanos. Amén". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

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