sábado, 2 de junio de 2018


























Porque al aceptar ella tu Palabra
en su corazón inmaculado,
mereció concebirlo en su seno virginal
y, al dar a luz a Cristo,
preparó el nacimiento de la Iglesia.
Porque ella, al aceptar junto a la cruz
el encargo de tu amor,
recibió como hijos a todos los hombres,
redimidos por la Sangre de Cristo.
Porque ella, al unirse a las oraciones
de los Apóstoles y de los discípulos,
que esperaban la venida del Espíritu Santo prometido,
se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante.
Y, desde su asunción gloriosa al cielo,
sigue mostrando su amor a la Iglesia peregrina,
y protege sus pasos hacia la patria del cielo,
hasta que venga el Señor, lleno de gloria.

jueves, 31 de mayo de 2018


Visitación de María



"Como conclusión del mes de mayo, hoy celebramos la fiesta de la Visitación de María a santa Isabel. El evangelista san Lucas dice que María se dirigió «aprisa» hacia la casa de su prima. Tenía tantas ganas de servir, de ayudar, que se puso en camino apenas supo por boca del ángel que su anciana pariente estaba embarazada. No pensó en sí misma ni en los peligros del viaje; la movía la caridad. María se presenta ante nuestros ojos como la mujer que sabe servir, que se dirige al encuentro de quien necesita ayuda. 

Por otro lado, el mismo evangelista recoge el saludo de Isabel a María: «Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Es la primera bienaventuranza del evangelio, que coincide con la última, cuando Jesús dirá a Tomás: «Dichosos los que crean sin haber visto». Es la bienaventuranza de la fe, que se cumple perfectamente en María.

En esta fiesta vemos que María es mujer de fe y de caridad, atenta siempre a la Palabra de Dios y a las necesidades de los hermanos, modelo de oración y de servicio. Santa Teresa de Jesús decía a sus hijas: «Pues tenéis tan buena madre, ¡Imitadla!» No me queda nada que añadir. Pues tenemos tan buena madre, ¡Imitémosla!". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

miércoles, 30 de mayo de 2018


El Papa proclama: "La Iglesia es femenina, es madre".



(Vatican News).- En su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el Santo Padre, en la primera memoria de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, recordó que la primera virtud de una mamá es la ternura
"La Iglesia es femenina", "es madre" y cuando falta este rasgo que la identifica se convierte "en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol". En cambio, cuando "es una Iglesia masculina", se convierte, tristemente, "en una Iglesia de solterones", "incapaces de amor, incapaces de fecundidad".
Es la reflexión que ofreció el Pontífice esta mañana en concomitancia con la memoria litúrgica del día que se celebra, por primera vez, tras la publicación - del pasado 3 de marzo - del Decreto "Ecclesia Mater" de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
En efecto, por voluntad del mismo Pontífice, esta fiesta se celebra el lunes después de Pentecostés, para "favorecer el crecimiento del sentido materno de la Iglesia en los pastores, en los religiosos y en los fieles, junto a la genuina piedad mariana".
El carácter "maternal" de María
En su homilía, el Papa Bergoglio precisó que María, en los Evangelios, suele ser indicada como "Madre de Jesús", y no como "la Señora" o "la viuda de José". Y esto porque su carácter maternal recorre todas las Sagradas Escrituras, desde la Anunciación hasta el fin. Una especificidad que han comprendido desde el principio los Padres de la Iglesia. Sí, porque se trata de una dote que alcanza y rodea a la Iglesia.
"La Iglesia es femenina, porque es ‘iglesia, ‘esposa': es femenina. Y es madre, da a la luz. Esposa y madre. Y los Padres van más allá y dicen: ‘También tu alma es esposa de Cristo y madre'. Y en esta actitud que viene de María, que es Madre de la Iglesia; de esta actitud podemos comprender esta dimensión femenina de la Iglesia que cuando falta, hace que la Iglesia pierda su verdadera identidad y se convierta en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol, o en cualquier cosa, pero no en la Iglesia".

No a una Iglesia de solterones
Sólo una Iglesia femenina podrá tener "actitudes de fecundidad" según las intenciones de Dios, que "ha querido nacer de una mujer para enseñarnos este camino de mujer".
"Lo importante es que la Iglesia sea mujer, que tenga esta actitud de esposa y de madre. Cuando olvidamos esto, es una Iglesia masculina, sin esta dimensión, y tristemente se convierte en una Iglesia de solterones, que viven en este aislamiento, incapaces de amor, incapaces de fecundidad. Sin la mujer la Iglesia no va adelante, porque ella es mujer. Y esta actitud de mujer le viene de María, porque Jesús así lo ha querido".
La ternura de una mamá
La virtud que más distingue a una mujer - reafirmó Francisco - es la ternura, como María que "dio a la luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre". Y añadió que ocuparse, con docilidad y humildad, son las cualidades fuertes de las mamás.

"Una Iglesia que es madre va por el camino de la ternura. Conoce el lenguaje de tanta sabiduría de las caricias, del silencio, de la mirada que sabe de compasión, que sabe de silencio. Y, asimismo, un alma, una persona que vive esta pertenencia a la Iglesia, sabiendo que también es madre debe ir por el mismo camino: una persona dócil, tierna, sonriente y llena de amor".



martes, 29 de mayo de 2018


Se acerca la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, "Corpus Christi".


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Historia. El origen de esta fiesta está en el movimiento popular de afirmación de la fe en el Santísimo Sacramento que se extendió en Occidente durante el s. XI, como respuesta a la herejía de Berengario de Tours, que negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Fue instituida en 1246 en la ciudad belga de Lieja, por influencia de una visión de la Beata Juliana de Rétine. Urbano IV la extendió a toda la Iglesia latina en 1264, tras el milagro eucarístico de Bolsena, conservado hasta el presente en Orvieto. Los himnos y el oficio del día fueron compuestos por Santo Tomás de Aquino. La procesión adquirió gran importancia a partir del s. XIV, llegando a ser la manifestación religiosa más popular del catolicismo. Hasta el punto de que en muchos sitios esta fiesta sigue siendo llamada, sencillamente, «el día del Señor» o «la fiesta del Señor».


Liturgia y teología. La reforma litúrgica la denominó «solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo». Las oraciones presentan la Eucaristía como memorial de la pasión del Señor, sacramento que une a los fieles con Cristo y entre sí y pregustación del banquete eterno. Benedicto XVI recuerda que, más allá del contexto histórico en el que nació, el Corpus «constituye una importante cita de fe y de alabanza para toda comunidad cristiana […]. Es una fiesta instituida para adorar, alabar y dar públicamente gracias al Señor, que en el Sacramento eucarístico sigue amándonos “hasta el extremo”, hasta el don de su cuerpo y de su sangre» (Homilía, 07-06-2007). En sus intervenciones, varias veces ha puesto en relación esta fiesta con el misterio pascual, especialmente, con el Jueves Santo, día de la institución de la Eucaristía: «En la fiesta del Corpus Christi la Iglesia revive el misterio del Jueves Santo a la luz de la Resurrección […]. Cruzando el umbral de la muerte, se convierte en Pan vivo, verdadero maná, alimento inagotable a lo largo de los siglos. La carne se convierte en pan de vida» (Homilía, 26-05-2005).

El día del Corpus, los cristianos nos reunimos en torno al altar del Señor para celebrar el memorial de su amor. Esto lo hacemos cada domingo, e incluso cada día. Pero en el Corpus, después de Misa, durante la procesión caminamos con el Señor por las calles de nuestras poblaciones. Le pedimos que se haga presente en los lugares donde vivimos, trabajamos y realizamos nuestras actividades cotidianas. Le confesamos Señor de nuestras vidas. No sólo de algunos momentos en los que nos reunimos en la Iglesia, sino de todas nuestras actividades. Por eso, también nos arrodillamos ante el Señor en adoración, especialmente al recibir la bendición eucarística.

domingo, 27 de mayo de 2018


Homilía P. Pépe, 27-05-18. Mt 28,16-20. Solemnidad de la Santísima Trinidad.




https://youtu.be/ZBCxiwuVuOs


Domingo de la Santísima Trinidad



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"La Trinidad no es un dogma separado de la Biblia o de la Iglesia, pero en el centro de la Biblia Cristiana y de la vida de la Iglesia se encuentra el misterio de Dios, que conocemos por Jesús y compartimos por el Espíritu santo, en su unión y diferencias.
Esos tres, que son uno, en amor y vida, constituyen lo que, con palabra imperfecta, pero quizá imprescindible, llamamos Trinidad, para confesar por ella que el Dios de los hombres es dinamismo de vida e impulso de amor en la misma historia de los hombres.
Entendida así, la Trinidad constituye, con la Encarnación, el centro del misterio cristiano: por ella sentimos y sabemos que Dios es fuente inagotable y comunión creadora de amor que anima y sostiene la historia de los hombres.

No es un concepto, ni es objeto de una posible especulación (tres son uno, uno es tres), sino el descubrimiento único y siempre nuevo de la riqueza de Dios, que para los cristianos se revela por Jesús, a quien ellos han visto y confesado como Hijo de Dios (Hombre verdadero) y Dador del Espíritu, es decir, promotor de nueva Humanidad. En ese sentido he querido decir que no hay tarea más urgente que conocer y "vivir" la Trinidad". Xabier Picaza.


sábado, 26 de mayo de 2018


¿Por qué los cristianos creen en la Trinidad?



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"¿Por qué los cristianos creen en la Trinidad? ¿No es ya bastante difícil creer que existe Dios, para añadirnos también el enigma de que él es «uno y trino»? Hay hoy día algunos a los que no les disgustaría dejar aparte la Trinidad, también para poder así dialogar mejor con judíos y musulmanes, que profesan la fe en un Dios rígidamente único. 



¡Los cristianos creen que Dios es trino porque creen que Dios es amor! Es la revelación de Dios como amor, hecha por Jesús, la que ha obligado a admitir la Trinidad. No es una invención humana. 

Dios es amor, dice la Biblia. Así que está claro que si es amor debe amar a alguien. No existe un amor al vacío, no dirigido a alguien. Entonces nos preguntamos: ¿a quién ama Dios para ser definido amor? Una primera respuesta podría ser: ama a los hombres. Pero los hombres existen desde hace algunos millones de años, no más. Antes de entonces, ¿a quién amaba Dios? No puede de hecho haber comenzado a ser amor en cierto punto del tiempo, porque Dios no puede cambiar. Segunda respuesta: antes de entonces amaba el cosmos, el universo. Pero el universo existe desde hace algunos miles de millones de años. Antes de entonces, ¿a quién amaba Dios para poderse definir amor? No podemos decir: se amaba a sí mismo, porque amarse a sí mismo no es amor, sino egoísmo o, como dicen los psicólogos, narcisismo. 

Y he aquí la respuesta de la revelación cristiana. Dios es amor en sí mismo, antes del tiempo, porque desde siempre tiene en sí mismo un Hijo, el Verbo, a quien ama con un amor infinito, esto es, en el Espíritu Santo. En todo amor hay siempre tres realidades o sujetos: uno que ama, uno que es amado y el amor que les une. 

El Dios de la revelación cristiana es uno y trino porque es comunión de amor. La teología se ha servido del término «naturaleza» o «sustancia» para indicar en Dios la unidad, y del término «persona» para indicar la distinción. Por esto decimos que nuestro Dios es un Dios único en tres personas. La doctrina cristiana de la Trinidad no es una regresión, un compromiso entre monoteísmo y politeísmo. Es un paso adelante que solo Dios mismo podía hacer que diera la mente humana. 

Pasemos ahora a algunas consideraciones prácticas. La Trinidad es el modelo de toda comunidad humana, desde la más sencilla y elemental, que es la familia, a la Iglesia universal. Muestra cómo el amor crea la unidad en la diversidad: unidad de intenciones, de pensamiento, de voluntad; diversidad de sujetos, de características y, en el ámbito humano, de sexo.

Texto escrito por Raniero Cantalamessa". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.

















Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

viernes, 25 de mayo de 2018



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"...Ser cristiano no es un salvoconducto que nos proteja de los dificultades nuestras de cada día. Creyentes y no creyentes nos enfrentamos a dificultades, accidentes, tribulaciones, enfermedades, separaciones, muertes, duelos. Lo que realmente cambia en quienes contamos con una fortaleza espiritual es la forma como enfrentamos todo eso. Resiliencia es la capacidad de enfrentar, aprender, superar y seguir adelante, levantarnos después de cada caída sin que el problema nos derribe. Tolerancia ante la frustración es síntoma de madurez humana pero también de madurez espiritual. "Lo puedo todo en Cristo que me fortalece". Filipenses 4,13". Padre Chulalo.