lunes, 30 de abril de 2018



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Mensaje de los Obispos de Venezuela en ocasión de la Beatificación de Madre Carmen Rendiles.


BEATIFICACION DE MADRE CARMEN RENDILES



A los venerables sacerdotes y diáconos, a los miembros de Institutos de Vida Consagrada, y a todos los  fieles católicos de Venezuela 



1. Queridos hermanos: el próximo 16 de junio, una insigne venezolana, la Madre Carmen Rendiles Martínez, será elevada a los altares como  “beata” de la Iglesia. Ella será así presentada a los  fieles católicos como ejemplo de santidad, de virtudes y perfección humana y cristiana. Esta beatificación será presidida en Caracas por el Emmo. Cardenal Angelo Amato, Prefecto de  la Congregación para las Causas de los Santos, quien estará acompañado por todos los obispos de Venezuela  y una gran cantidad de sacerdotes, diáconos, miembros de institutos de vida consagrada y fieles laicos.



2. El 21 de diciembre de 2017 el Papa Francisco, al reconocer la autenticidad de un milagro realizado por intercesión de la Madre Carmen, afirmó que ella goza ya de la felicidad eterna, y ordenó la beatificación de nuestra compatriota que desde joven consagró su vida al Señor y a servir a la iglesia y a Venezuela en la vida religiosa, distinguiéndose como fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús.



3. El milagro aprobado por el Santo Padre ocurrió en Caracas, el día 18 de julio de 2003 y consistió en la curación instantánea de una grave lesión en el brazo derecho de una médico venezolana que  había pedido al Señor  su curación por la intercesión de la Madre Carmen.  Sin necesidad de  intervención quirúrgica, esta persona recuperó la salud total de su brazo. Fue  un hecho  histórico y comprobado, una curación instantánea  sin necesidad de intervención médica. 



4. Nacida el día 11 de agosto de 1903, la joven Carmen Rendiles Martínez sintió una vocación especial a consagrar su existencia a Dios en la vida religiosa. Para ello, en 1927 ingresó en la Congregación francesa de las “Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento” recién establecida entonces en Caracas. Allí creció en su vida cristiana,  especialmente en  su sólido amor y devoción a Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento del Altar, así como en el resto de las virtudes. Además se distinguió por su clara  inteligencia, su inmensa bondad y su sabia prudencia, por lo cual en el Instituto le fue encomendando oficios importantes a lo largo de los años. Ahora bien: en los años 50 se inició un proceso de refundación de la Congregación en Venezuela, guiado  por la Madre Carmen, con la asesoría y el apoyo del Cardenal José Humberto Quintero,  entonces Arzobispo de Caracas.  Su anhelo de mantener el espíritu inicial  de la Congregación se hizo realidad y, a fines de 1965, la Santa Sede aprobó   la nueva fundación  venezolana con el nombre de “Siervas de Jesús”.



5. Nombrada Superiora General, se dedicó entonces  a fomentar un intenso espíritu religioso entre sus hermanas, de manera particular el amor a la Santa Misa y a Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar, así como la devoción a la Santísima Virgen María,  la estima del sacerdocio católico, y la atención y educación religiosa de la niñez y juventud. Gracias a ella la Congregación siguió creciendo y se consolidó en Venezuela y Colombia. Luego de una vida consagrada a Dios y al servicio de la humanidad, Madre Carmen  murió en olor de santidad el 9 de mayo de 1977.



6.  Queridos hermanos: La vida ejemplar de la nueva beata, con su  entrega generosa a Dios por la salvación del mundo, nos alienta y nos hace ver que, aun en las circunstancias de penuria y angustia que vive el pueblo venezolano, podemos  ser buenos, y tener  la seguridad de que Dios nos ama. Ella, que superó la carencia del brazo izquierdo, nos indica que, aun con limitaciones, podemos llegar a grandes realizaciones humanas, y especialmente, a la santidad. . Su ejemplo es,  hoy más que nunca, un reclamo a todos los venezolanos a  acercarnos a Dios, a hacer siempre el bien, y  a vivir en la solidaridad y en la fraternidad.



7. Esta beatificación nos recuerda que  todos los cristianos podemos y debemos ser santos, siguiendo el llamado de Jesús: “sean perfectos como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). En efecto: en su reciente Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, el Papa Francisco nos recuerda el mandato divino: «Sean santos, porque yo soy santo» (Lv 11,45; cf. 1 P 1,16). El Concilio Vaticano II lo destacó con fuerza: «Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre»[10].
CONCLUSIÓN
Amadísimos hermanos:



8. Los invitamos a festejar con alegría la beatificación de la  Madre Carmen Rendiles, ya participar en las actividades que se celebrarán en las próximas semanas. Invitamos a los que puedan, a hacerse presentes  en la ceremonia solemne y festiva que tendrá lugar en el Estadio de Béisbol de la UCV, el sábado 16 de junio a las10 a.m.



9. Exhortamos a las parroquias, a las escuelas católicas, a las comunidades eclesiales, a organizar actividades en torno a la beatificación de Madre Carmen. Especialmente exhortamos a los sacerdotes y a los miembros de los Institutos de vida consagrada a realizar actividades que muestren la belleza  y la utilidad para Venezuela de la vocación sacerdotal a la vida consagrada. En efecto,  la beatificación de la Madre Carmen proclama la grandeza de la vida entregada a Dios, y enaltece y  fortalece la ofrenda generosa que los sacerdotes, diáconos  y miembros de Institutos de vida consagrada  hacen todos los días para gloria de Dios y bien del pueblo cristiano, más aún, de toda la humanidad



10. Damos gracias a Dios por este regalo a nuestra Iglesia. Esta beatificación se añade a la de nuestras compatriotas María de San José y Candelaria de San José. Recordamos a los venezolanos  cuyas causas de beatificación se encuentran actualmente en proceso: entre ellos recordamos de manera especial al Venerable Dr. José Gregorio Hernández, la Madre Emilia  de San José, fundadora de las Hermanitas de los pobres; la Madre Marcelina, fundadora de las Hermanas de los Pobres de San Pedro Claver; la Hna. María Bogotá Baquero, la Madre Ysabel Lagrange, fundadora de las Hnas. Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, la Madre Georgina, fundadora de las Dominicas Venezolanas, Sor Inés, Madre Lucía de la Santa Faz;  los Obispos Sixto Sosa,  Arturo Celestino Álvarez, Eduardo Boza Masvidal, Tomás San Miguel, Miguel Antonio Salas y Salvador Montes de Oca;  sacerdotes como el P. Zapico,   y Mons. Rafael Tinoco y  seglares como los esposos Calvani, María Geralda de Piñero, Lucio León, Martín Martínez y Amanda Ruiz  



11. Reafirmemos nuestra fe y nuestra alegría de ser hijos de Dios, y miembros de nuestra Santa Iglesia Católica llamados a la santidad. Para ello invoquemos la amorosa protección de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela y pidámosle además que podamos alcanzar el progreso de nuestra querida Patria sin violencia y   por caminos de justicia y de paz. AMÉN.



Con nuestra afectuosa bendición episcopal,



Caracas, 26 de abril de 2018.



LOS ARZOBISPOS Y OBISPOS DE VENEZUELA

PRIMER RETIRO DEL AÑO 2018. JABÓN DEL 27 AL 29/04/18.



Fray Luís Enrique "Kike" Vanezca



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PRIMER RETIRO DEL AÑO 2018. 27 al 29/04/18.



Los 3 enemigos a combatir:
https://www.youtube.com/watch?v=-ZXSnB58vz0

"YO SOY LA VID...". Jn 15,5.

"Sarmientos suyos somos todos los creyentes, sarmientos que reciben la savia de la viña de Dios que es Jesús, cuya vida recorre y llena ramas y ramitas, uvas y racimos.
— Viñador es Dios, quiere una viña y la cultiva, un Dios que se alegra de la felicidad de los hombres, que son no sólo viña, sino vino bueno, de artista soberano.
— Viña es la Iglesia de Jesús, o, mejor dicho, una gran vid universal, comunidad de personas vinculadas por la misma savia de del árbol de Dios, que extiende sus ramas y su vida a todos los hombres
— Trabajadores de la viña, al servicio del “vino de Dios”, son todos los hombres, y en especial los cristianos, y más en especial los ministros de la Iglesia, sabiendo que el vino de Dios son ellos mismos".

viernes, 27 de abril de 2018



HOMILÍA PADRE PÉPE, 24/03/18. ENVÍO A MISIONES 2018. https://youtu.be/EiGK05lR2fI











ORÍGENES DE LA IGLESIA. EL CONCILIO DE JERUSALÉN.



"Pablo de Tarso se convirtió a la religión que antes perseguía (Hch 9,1ss) y llegó a ser el principal protagonista de su difusión entre los no judíos. En compañía de Bernabé, Juan Marcos y otros colaboradores realizó varios viajes predicando y fundando nuevas comunidades cristianas. 


Pablo se esforzó por hacer comprensible el cristianismo al mundo grecorromano. Hombre de principios teóricos renovadores y de normas prácticas acordes con el sistema social vigente, fundó Iglesias en las ciudades más importantes y desde ellas se fueron evangelizando las respectivas regiones. Su objetivo final era Roma, la ciudad más importante e internacional de la época. 

El cristianismo, que había empezado como un discreto movimiento rural, en una Provincia perdida del Imperio Romano se hizo urbano y fue extendiéndose en todas las capas de la sociedad. 

El problema de las relaciones con el judaísmo, de donde se procedía, seguía sin solucionarse de forma clara. Pedro bautizó a un centurión romano (Hch 10,24ss), lo que causó un gran disgusto entre los judeocristianos que opinaban, contra los helenistas, que era esencial pertenecer a Israel y cumplir las leyes mosaicas para salvarse. Unos y otros aceptaban que Jesús quiere la salvación de todos los hombres, pero los judaizantes pensaban que debían hacerse primero judíos. Los otros pensaban que no era necesario.

Desde Jerusalén, algunos hermanos intentaban imponer la vieja mentalidad entre los cristianos evangelizados por Pablo (Hch 15,1ss). 

En el año 49, reunidas en Jerusalén las personas más representativas de la Iglesia, acordaron enviar a los fieles de Antioquía una carta en los siguientes términos: “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponeros más cargas de las necesarias. Por lo tanto, solo os mandamos que no comáis carne inmolada a los ídolos, que os abstengáis de la sangre, de carne de animales estrangulados y de la fornicación” (Hch 15,28s). Esto era un avance, pero no zanjó la cuestión. 

Un incidente posterior llevaría el tema hasta el final. Estando Pedro en Antioquía, se comportaba como gentil en cuanto a comidas y costumbres, pero al llegar a la Comunidad un grupo de judeocristianos, cambió de actitud, por miedo a ellos. Pablo se le enfrentó duramente y le hizo comprender su error (Gal 2,14). 

A partir de entonces quedó establecido que ninguna norma judía era necesaria para ser cristiano. La solución del problema creó la conciencia clara de que el cristianismo no era una secta judía, sino una nueva realidad, con pretensiones de universalidad y con Jesucristo como único punto de referencia y única causa de salvación (descartando el origen, la herencia, las tradiciones, las leyes, etc.)". P. Eduardo Sanz de Miguel.

jueves, 26 de abril de 2018

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Los orígenes de la Iglesia en los Hechos de los apóstoles



"Durante el tiempo pascual, la primera lectura de la misa se toma de los Hechos de los apóstoles, en los que san Lucas describe cómo se difundió el cristianismo desde Jerusalén hasta Roma. En su relato son protagonistas san Pedro (en la primera parte, capítulos 1-12) y san Pablo (en la segunda parte, capítulos 13-28)".

- "... Jesús resucitado se aparece en primer lugar a las mujeres, que se atreven a volver al sepulcro donde lo colocaron, a pesar del peligro que esto suponía. En Galilea se aparece a los discípulos galileos, que habían vuelto a su antigua tarea de pescadores, a otros se les aparece cuando van de camino a sus casas (discípulos de Emaús). Unos y otros vuelven a Jerusalén y allí tienen sus experiencias principales: El Señor mismo les congrega y les une en comunidad, les educa y les promete el don del Espíritu. La actividad de Jesús empezó en Galilea, pero la vida de la Iglesia empieza en Jerusalén..."

- "... En torno a la predicación de los Apóstoles se fue formando una comunidad a la que los judíos llamaron “secta de los nazarenos” y que externamente era un grupo más, aunque con características propias, dentro de la pluralidad del judaísmo de aquel tiempo. La mayor parte de los primeros cristianos era de Palestina, pero había también un grupo de fieles que habían venido de las comunidades judías en la diáspora (extendidas por el extranjero). Pronto surgió el primer conflicto..."

- "... Los judíos observantes estaban contentos con los judeocristianos, aunque parece que no tenían a los helenistas por buenos judíos. Así que empezaron a expulsar de sus sinagogas a los que confesaban que Jesús era el Mesías. Incluso comenzaron las detenciones de las cabezas visibles de la “secta de los nazarenos”... En su huida extendieron el evangelio anunciando la Buena Noticia no solo a los judíos, sino también a los paganos. La conversión de paganos fue numerosa en Antioquía de Siria, donde empezaron a llamar “cristianos” a los seguidores de Jesús (Hch 11,19ss)".

- "... Pablo de Tarso se convirtió a la religión que antes perseguía (Hch 9,1ss) y llegó a ser el principal protagonista de su difusión entre los no judíos. En compañía de Bernabé, Juan Marcos y otros colaboradores realizó varios viajes predicando y fundando nuevas comunidades cristianas... A partir de entonces quedó establecido que ninguna norma judía era necesaria para ser cristiano. La solución del problema creó la conciencia clara de que el cristianismo no era una secta judía, sino una nueva realidad, con pretensiones de universalidad y con Jesucristo como único punto de referencia y única causa de salvación (descartando el origen, la herencia, las tradiciones, las leyes, etc.)"

".... Cuando la comunidad primitiva se abre a la aceptación de paganos y se forma una Iglesia de judíos y gentiles, se conserva la conciencia de ser el pueblo de Dios, heredero de las promesas hechas a Israel... Aquellos que creen en Cristo y se insertan en su Cuerpo mediante el Bautismo directamente pasan a formar parte del Pueblo de Dios, en el que están eliminadas las contraposiciones vigentes en las demás sociedades (1Cor 12,12s). Esto debe vivirse ya como anticipo y promesa de que lo que Dios realizará para toda la humanidad en el tiempo futuro, que ya ha comenzado en la Iglesia". P. Eduardo Sanz de Miguel.



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miércoles, 25 de abril de 2018

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"Marcos no fue directamente discípulo de Jesús, porque era un niño cuando Él murió; pero seguramente le conoció, porque la comunidad primitiva se reunía en Jerusalén en casa de María, su madre (Hch 12,12). Parece que fue testigo del prendimiento de Jesús en el huerto de los olivos (Mc 14,51-52). 


Era primo de Bernabé (Col 4,10), levita procedente de Chipre al que encontramos entre los primeros discípulos (Hch 4,36). Este Bernabé fue quien reclutó a Pablo para el ministerio (Hch 11,25). Pronto asoció a Juan Marcos a los viajes apostólicos en compañía de Pablo (Hch 12,24). En cierto momento, sin que sepamos las causas, Marcos regresa a Jerusalén (Hch 13,13). Cuando Pablo y Bernabé vuelven a Jerusalén para presentar a los apóstoles sus trabajos, Bernabé quiere recuperar a Marcos, pero Pablo se opone, por lo que se pelean entre ellos y Bernabé se va por un lado con Marcos mientras que Pablo se va por otro con Silas (Hch 15,37ss). De todas formas, con el tiempo se reconciliaron y volvemos a encontrar a Marcos entre los colaboradores de Pablo, que incluso lo manda llamar desde la cárcel (2Tim 4,10, Col 4,10, Fil 24). 

Su relación con Pedro fue tan estrecha, que le llama «mi hijo» (1Pe 5,13). La tradición ha reconocido unánimemente a Marcos como el que recogió la predicación de Pedro. De hecho, es el evangelista que más habla de él (25 veces cita su nombre), sin idealizarlo nunca, contando todas sus debilidades. En su forma de exponer las cosas encontramos muchos paralelismos con los discursos de Pedro que recogen los Hechos 1,21ss y 10,27ss. 


Marcos es el primero que escribió un «evangelio», hacia el año 60 de nuestra era. Ya por entonces algunos creyentes habían recogido escritos parciales con dichos de Jesús, o con parábolas suyas, o sobre sus milagros, o sobre los acontecimientos de la última semana de su vida en Jerusalén. De algunas de estas colecciones harán uso tanto Marcos como los otros evangelistas. 



Testimonios antiguos dicen que este evangelio se escribió en Roma, lo que se confirma por varios indicios textuales. Por ejemplo, casi no recoge citas del Antiguo Testamento ni habla sobre la ley de Moisés ni sobre la misión de Jesús en relación con Israel. Además, utiliza numerosos latinismos y traduce muchas palabras y expresiones semíticas: «los llamó Boanerges, que significa hijos del trueno» (3,17); «Le dijo: Talitha Kum, que significa: Niña, a ti te hablo, levántate» (5,41); «Le dijo: Effeta, que significa: Ábrete» (7,34)... En cierto momento dice que «una viuda pobre echó en el arca del templo dosleptas, que valen lo mismo que un cuadrante» (12,42). El cuadranteera una moneda que sólo se usaba en Roma (en época imperial suponía 1/40 de un denario de plata, más tarde 1/64, pero que en el siglo I se había devaluado tanto que ya no estaba en circulación). Igualmente, hablando del matrimonio y del divorcio, dice: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera y si ella se divorcia de su marido, comete adulterio también» (10,11-12). Los demás evangelistas también citan la primera parte, pero la segunda es exclusiva de Marcos. Y se comprende que Jesús y los otros evangelios hablen solo de los maridos que se divorcian de las mujeres, porque solo a ellos les estaba permitido entre los judíos; pero entre los romanos, también las mujeres podían separarse, por lo que se explica el añadido en un evangelio escrito para ellos. 


Marcos escribe con un estilo vivo, usando normalmente el presente, narrando los viajes y las actividades de Jesús con soltura, deteniéndose en los detalles concretos, que hacen más atrayente el relato. Continuamente dice «luego», «después», «de repente» y expresiones similares que dan unidad a su relato, que se puede leer todo seguido, de una sentada. Sin embargo no se detiene en discursos, que son siempre muy breves (excepto el escatológico, que parece haberlo copiado entero de una fuente anterior)...". 
"... San Marcos comienza su obra así: «Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios» (1,1); o mejor traducido: «Buena noticia, que es Jesús, que es el mesías, que es el Hijo de Dios». En su escrito intenta demostrar que Jesús es el mesías y el Hijo de Dios, y que esto es una buena noticia para todos.

Su símbolo es el león y su cuerpo se conserva en Venecia, de donde es patrón". P. Eduardo Sanz de Miguel.

https://padreeduardosanzdemiguel.blogspot.com.es/2013/04/evangelista-san-marcos-25-de-abril.html 

martes, 24 de abril de 2018

PASCUA Y BAUTISMO

"San Pablo presenta el bautismo de los cristianos como una participación en la muerte y resurrección de Cristo (cf. Rom 6,3-5). También dice que él murió por su Iglesia, para ofrecerle un baño de purificación que la capacite para convertirse en su esposa (cf. Ef 5,25-27).

En el judaísmo estaba prescrito un baño purificador previo al matrimonio. Esta práctica era también común en el helenismo. Los primeros cristianos hicieron abundante uso de esta costumbre para presentar el bautismo como una participación esponsal en la Pascua de Cristo. 

Para ello unieron los textos que hemos citado de san Pablo con otros de san Juan, especialmente cuando dice que del costado de Cristo crucificado «manó sangre y agua» (Jn 19,34) y que «este es el que vino con sangre y con agua, Jesucristo» (1Jn 5,6). 

En el agua que brota del costado de Cristo, los Padres de la Iglesia vieron el baño bautismal, purificación de la esposa para el matrimonio, y en la sangre vieron la participación en la eucaristía, banquete de bodas del Cordero y la Iglesia. 

Es significativo que el libro del Apocalipsis afirme que los redimidos son «los que vienen de la gran tribulación y lavaron sus mantos en la sangre del Cordero» (Ap 7,14). 

De hecho, los Padres unieron de tal manera la pasión de Cristo y la de los cristianos, que a la pasión de Cristo o de un discípulo suyo la llamaron «martyrion», y al relato que recoge el testimonio de un martirio lo llamaron «passio». 

Además, unieron tan fuertemente el bautismo y la pasión de Cristo, que el martirio de los cristianos también era considerado bautismo, como podemos ver en este texto de Orígenes: «Si Dios me concediera ser lavado en mi sangre para recibir el segundo bautismo, habiendo aceptado la muerte por Cristo, me alejaría seguro de este mundo».

Durante las persecuciones, se relacionó el bautismo con la pasión de Cristo porque también se identificó su Pascua con su padecimiento. Esto cambió a partir del edicto de tolerancia religiosa, en que se subrayó la relación con la resurrección, tanto del bautismo como de la Pascua.

El bautismo siempre se hizo derivar de la Pascua de Cristo (tanto cuando era interpretada como «padecimiento» como cuando fue interpretada como «paso» de la muerte a la vida). Desde principios del siglo III se unieron de manera tan íntima que en muchos casos esta llegó a ser la única fecha en que se administraba". P. Edurado Sanz de Miguel.




PASCUA Y EUCARISTÍA


"En la Pascua judía, la cena de Pesaj se vivía (y se vive hasta el presente) como un memorial que actualiza las actuaciones de Dios, y como una invitación a la esperanza. El recuerdo de las obras salvadoras que Dios ha realizado a favor de Israel debe llevar a los israelitas a seguir esperando en él y en la venida final de su mesías.


De hecho, a las preguntas de los niños, el padre de la casa debe responder durante la cena: «En cada generación, cada persona está obligada a verse a sí misma como si ella misma hubiese salido de Egipto, como está escrito: “Y le relatarás a tu hijo en ese día diciendo: Esto hizo Dios por mí, cuando salí de Egipto” (Éx 13,8). No a nuestros antepasados solamente liberó el Santo – bendito es él –, sino que también a nosotros nos liberó junto con ellos, como está escrito: “Y a nosotros nos sacó de allí, para llevarnos y darnos la tierra que prometió a nuestros antepasados” (Dt 6,23)».

Estos elementos (memoria de las obras pasadas de Dios y esperanza de su futura salvación) alcanzan una nueva dimensión en la eucaristía, que es verdadera actualización sacramental del misterio pascual de Cristo: su entrega a la muerte por nosotros y su resurrección gloriosa.

«La eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana» (LG 11), porque en los demás sacramentos se nos ofrece la gracia de Cristo, pero en este es Cristo mismo el que se nos entrega.

El Señor dijo a los discípulos: «a vosotros no os llamo siervos, sino amigos» (Jn 15,15). En la eucaristía nos dejó la máxima expresión de su amistad. San Pablo explica la celebración de la cena como verdadera «comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo» (1Cor 10,16), como participación de su misma vida. 

La eucaristía, además de acción de gracias, es memoria. Son las dos caras de una sola moneda. A una persona que nos ha hecho un gran beneficio le estamos agradecidos. La eucaristía es recuerdo agradecido del que nos salvó la vida. Recordamos y celebramos con agradecimiento la muerte y resurrección del Señor, el sacrificio por el cual se nos perdonan los pecados. 

Después de la consagración, el sacerdote añade: «Este es el sacramento de nuestra fe». Y el pueblo responde: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección; ¡ven, Señor Jesús!». Así, el presente de nuestra celebración eucarística queda prendido entre el recuerdo de la primera venida de Cristo y la esperanza de la última. Se hace presente el que vino y el que vendrá. El pasado (la historia de Jesús) y el futuro (su parusía) se actualizan sacramentalmente. 

En la última cena, Jesús consagró el pan y el vino. En la cena pascual se utilizaban otros alimentos (verduras amargas, cordero, dulces...). De ellos Jesús solo tomó el pan y el vino para darles un sentido nuevo, muy concreto. Estos son los dones que la Iglesia presenta sobre el altar, en fidelidad a su Señor, que nos mandó: «Haced esto en conmemoración mía». En el pan y vino consagrados, se hace presente Jesús resucitado para ser nuestro alimento y compañero de camino". P. Eduardo Sanz de Miguel.




lunes, 23 de abril de 2018




"Lo que permitirá descubrir que una comunidad que se dice cristiana es realmente de Jesús, no será la confesión de una doctrina, ni la observancia de unos ritos, ni el cumplimiento de una disciplina, sino el amor vivido con el espíritu de Jesús. En ese amor está su identidad". José Antonio Pagola