San Mateo,
hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaún, en el lago de Galilea. Es llamado Leví por
los evangelistas San Marcos y San Lucas. Fue un publicano, es decir, un
colector de impuestos para los romanos. Cuando Jesús lo ve sentado a la mesa de
recaudación de impuestos lo llama para que sea uno de los Doce (Mt 9,9ss). El
mismo episodio lo narran también los otros Evangelios sinópticos (Mc 2, 14ss,
Lc 5, 27ss). San Mateo es el octavo en la enumeración de los Hechos de los
Apóstoles (Hch 1, 13) y en la del mismo Mateo (Mt 10,3), que cuando se nombra a
sí mismo se llama "Mateo, el publicano", y el séptimo en la lista de
San Marcos y San Lucas (Mc. 3, 13; Lc 6, 12). Debido a su profesión provienen
los atributos con los cuales se le representan: una bolsa de dinero o un
tablero de contar.
El hecho de haber
tenido como invitado al Señor a su mesa, y el trabajo al que se dedicaba cuando
fue llamado por el Señor se aluden en la liturgia de su fiesta. En la oración
colecta se señala que Dios, "inexpresable misericordia", se dignó
"elegir a san Mateo para convertirlo de recaudador de impuestos en un
apóstol". En la oración postcomunión se hace referencia al "gozo
salvífico que experimentó san Mateo cuando recibió en su casa como comensal al
Salvador".
No hay comentarios:
Publicar un comentario