"El 8 de diciembre de 1854, Pío IX definió este dogma con las siguientes palabras: "Para honor de la santa e indivisa Trinidad..., declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles". Antes, la Orden Franciscana, en su Capítulo celebrado en Toledo el año 1645, "escogió a la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en cuanto la confesamos y celebramos inmune de la culpa original en su misma Concepción, como Patrona singular de toda la Orden de los Frailes Menores". Y aquello no fue una novedad rara en la historia de la familia franciscana, que desde sus primeros tiempos se distinguió como defensora acérrima de este privilegio sin par de María. El beato Juan Duns Escoto fue su adalid, y la campaña por él iniciada la prosiguió la Orden, sin desmayos, a lo largo de los siglos". Casa Teresiana de Oración, ocd.
“Vos sois toda hermosa, toda agradable,
toda amable, toda gloriosa.
Vos sois sin mancha ni arruga;
estáis adornada de toda belleza
y enriquecida de toda santidad.
Sois más santa en vuestra carne virginal
que todas las virtudes del cielo.
Sobrepujáis a todas las mujeres
en la hermosura de vuestro cuerpo
y a todos los espíritus angélicos
en la excelencia de vuestra santidad”.
San Agustín.
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