""Subió a la barca... y el viento se calmó". Señor Jesús, vuelve la vida cotidiana. Un ciclo que se reinicia. Un camino que de nuevo se adivina en el horizonte. Las mismas dinámicas retornan. Vuelven los mismos hábitos en el trabajo. Es como si la vida pudiese instalarse en la rutina; y, sin embargo, hay tanto nuevo por venir... Aquí estamos en la barca de todos los días, sorteando las olas, navegando en medio de la vida diaria. A veces nos pesa demasiado la responsabilidad, nos abruma el peso del Evangelio, nos sentimos incapaces...¿quién dijo que tenemos que ser invulnerables? No tenemos que ser superhéroes, invencibles, increíbles o magníficos... Para seguirte, para vivir el Evangelio, basta con poner nuestra debilidad en tus manos para que hagas de ella fortaleza. Basta con dejar que nuestro barro frágil se llene de tu palabra. Basta con dejar que tu luz ilumine nuestra fragilidad, para que así brille en nuestro mundo la esperanza... Permitir que entres en la barca de nuestra vida para que vuelva la calma en medio de la tempestad y podamos seguir remando en tu compañía. Danos tu amor y gracia, que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN". HGM.
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