""Vio una multitud y sintió compasión de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma". Señor Jesús, al comenzar la oración, te pido, Señor, que me lleves contigo. Quiero andar por caminos de mayor pobreza y sencillez; sentirme, también, más cerca de quienes más lo necesitan. Siento la invitación a contemplar despacio tu mirada serena, lucida y penetrante. Esa mirada que se deja afectar, que llega siempre al fondo. Descubro agradecido que el milagro eres tú, y soy yo, cuando, aun en las circunstancias más adversas, somos capaces de sonreír con una semilla de esperanza. Eres tú, y soy yo, cuando acariciamos la vida. Hoy es milagro compartir sin cálculo, que los cestos ya están llenos de panes y peces, sabemos que a muchos no les llegan. Es milagro nuestra capacidad de admirar, pensar, avanzar y querer. Es milagro nuestra imaginación, que nos permite descubrir nuevos horizontes. Lo es, en fin, la capacidad de entregarse sin condiciones, sin marcha atrás, sin tacañería, a los otros. Es milagro, al final, decir en voz alta las bienaventuranzas, y sentir que esa verdad nos quema y nos apasiona. Y, cuando miro mi entorno y percibo esos milagros, entonces te encuentro agradecido, eres tú. Danos tu amor y gracia, que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN". HGM.
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