En medio de la tristeza que nos trajo la noticia de tu partida a la casa del Señor, se nos abrió el sentimiento en diferentes direcciones.
Lloramos, nos reímos y nos llenamos de nostalgia recordando tantos momentos vividos junto a ti y, sobre todo, en torno a nuestro amado Jesús.
Probablemente nos resulte muy difícil acostumbrarnos a tu ausencia física, a prescindir de tu abrazo tembloroso y lleno de sincero cariño y sobretodo extrañaremos muchísimo aquellas extraordinarias homilías llenas de tanta espiritualidad.
Nos consuela imaginarte allí, en aquel lugar de paz serenidad, luz infinita y plácida compañía, allí, en aquella última morada que reservamos sólo para estar con el Amor de los amores, y desde allí nos envías todo tu amor.
Queremos darle infinitas gracias al Señor por ese regalo de tu amor para nuestras vidas y alegrarnos por tu, tan anhelado, encuentro con el Amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario