Francisco denuncia "la fuerza destructiva del pecado" en su mensaje para la Cuaresma.
"El Papa Francisco ha denunciado “la fuerza destructiva del pecado”
en su mensaje de Cuaresma, presentado este mediodía en el Vaticano. En
su mensaje, Francisco invita a “vivir un itinerario de preparación” para
enfrentarse a los “comportamientos destructivos hacia el prójimo (….)
al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos
plazca”.
“Como sabemos, la causa de todo mal es el pecado,
que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con
Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante
todo mediante nuestro cuerpo”, subraya el Papa, quien añade que “cuando
se abandona la ley de Dios, la ley del amor, acaba triunfando la ley
del más fuerte sobre el más débil”.
Y es que el pecado
“lleva a la explotación de la creación, de las personas y del medio
ambiente, según la codicia insaciable que considera todo deseo como un
derecho y que antes o después acabará por destruir incluso a quien vive
bajo su dominio”, denuncia Francisco, quien no obstante aboga por “la fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón”.
“El camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón,
para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual”,
constata Bergoglio, que pide a los cristianos que, en Cuaresma,
“emprendan con decisión el 'trabajo' que supone la conversión”. Con los
signos clásicos: la oración, el ayuno o la limosna.
Ayunar
frente a la “tentación de devorarlo todo, para saciar nuestra avidez, a
la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro
corazón”. Orar “para saber renunciar a la idolatría y
a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del Señor
y de su misericordia”. Y dar limosna “para salir de la necedad
de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que así nos
aseguramos un futuro que no nos pertenece”.
Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y
dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros
hermanos y hermanas que pasan dificultades
“No dejemos transcurrir en vano este
tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de
verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la
mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús;
hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan
dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales”, concluye Francisco". Jesús Bustamante.
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