San Elías, profeta (20 de julio)
Profeta de la llama y de la altura,
testigo del Dios vivo y transparente
que hace brotar un agua de ternura
y un huracán del fuego incandescente.
Sobre la cima del Carmelo, ilesa
sube en brisa y cristal la nubecilla.
Se abre una lluvia fértil de promesa
y esboza una Rosa sin mancilla.
Y adora Elías el azul vestigio
de una Virgen y Madre. De la bruma
del poderoso mar subió el prodigio
hecho maternidad desde la espuma.
Por el rostro de fuego del Profeta
cruzó un viento de sueño y profecía.
La llanura del mar, amarga y quieta,
alumbró el limpio gozo de María. Amén.
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