"En este domingo Jesús nos cuenta la parábola del buen samaritano, cuando va acompañado con sus discípulos de Cafarnaúm a Jerusalén. La narración tiene una intencionalidad: enseñarnos a identificar a nuestro prójimo, y como actuamos con él, especialmente si este se encuentra en situación de necesidad. El camino es el momento en que Jesús instruye a sus discípulos, y a cuantos le siguen, porque Él es el maestro, y los que le acompañan quieren aprender. Por tanto es una forma de conocer su mensaje y hacerlo vida.
Jesús mismo nos va ofreciendo cauces para que le identifiquemos como Jesucristo, que es a quien creemos y al que seguimos. Nos da una identidad propia la de ser cristianos, y desde esta perspectiva cumplimos nuestra misión. Reconociendo a Jesús como el Cristo, nos unimos en comunidad (Iglesia), donde Él es la cabeza que da sentido a nuestra vida de fe.
Jesús nos muestra la misericordia que Dios tiene con nosotros, y a la vez nos permite ver la realidad de nuestro entorno, desde la óptica de Dios mismo. Al sentirnos acompañados en nuestra vida, experimentamos a Dios en la oración que brota de lo más íntimo de nosotros, pero que no queda solo en una mera recitación o plegaria. Es un encuentro que tiene consecuencias en la vida, porque nos ayuda a analizar lo que sucede a nuestro alrededor, desde nuestra identidad cristiana, y de ahí podemos hacer una lectura creyente de la realidad".
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