lunes, 15 de octubre de 2018

15 de octubre. Santa Teresa de Jesús.

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"... ¿Qué es lo que la hace actual para que sigamos interesándonos por ella después de tanto tiempo? La respuesta es sencilla: su experiencia. Ella no teoriza sobre cuestiones más o menos interesantes pero alejadas de la vida concreta, sino que se centra en lo esencial: comparte la manifestación de Dios en su historia personal y nos enseña a encontrar a Dios en nuestras vidas y a relacionarnos con él.


Teresa de Jesús reúne en sí una actividad incansable de viajes, compras de casas, negociaciones para conseguir permisos… (que se recoge en el libro de las Fundaciones y en sus numerosas cartas) y una profunda vida interior que se desboca en un misticismo ardiente (el cual queda reflejado en el Castillo interior). 

En ella se unen la introspección y el deseo de comunicación, la firme voluntad de realizar grandes empresas y la llaneza en el trato, la defensa decidida de algunos valores esenciales y la capacidad de repensar otros y de adaptarse con facilidad a las circunstancias cambiantes. 

Esa unión armónica de realidades tan distintas la hace especialmente atrayente. 

Además, fue una mujer muy simpática; las enfermedades, los trabajos, las humillaciones y los desprecios nunca consiguieron apagar su optimismo.

Hoy se la presenta también como modelo de «resiliencia», que es «la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas». (Diccionario de la lengua española DRAE). No se trata solo de «sobrevivir», de «resistir» a las desgracias, sino de superarlas usándolas como un trampolín para crecer y mejorar. 

En cierta ocasión estaba de viaje desde Ávila hacia Medina del Campo para fundar su segundo monasterio de carmelitas descalzas. Cuando se encontraba a mitad de camino, vinieron a decirle que la casa que les habían ofrecido ya no estaba a la venta y que la fundación no se podía hacer porque habían surgido dificultades que parecían insuperables. ¿Qué hizo ella?, ¿se echó atrás? 

Al contrario, comenta así su reacción: «¡Oh, válgame Dios! Cuando Vos, Señor, queréis dar ánimo, ¡qué poco hacen todas las contradicciones! Antes parece [que la dificultad] me animó, pareciéndome que si comenzaba a alborotarse el demonio, era porque se había de servir el Señor de aquel monasterio» (F 3,4).

Su fuerza interior proviene de que ella sabe con certeza que Dios no es una figura del pasado, sino que sigue manifestando su misericordia a quienes lo buscan con sinceridad: «la grandeza de Dios no tiene término, tampoco lo tendrán sus obras. ¿Quién acabará de contar sus misericordias y grandezas?» (7M 1,1).

Como Teresa, acojamos en nosotros la misericordia de Dios, que no se cansa de amarnos ni de perdonarnos, y caminemos decididos hacia el cielo, hijos del Carmelo". P. Eduardo Sanz de Miguel, ocd.


¡Feliz fiesta de nuestra Santa Madre!

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