“Señor mío, ya es tiempo de caminar.Sea muy enhorabuena, y cúmplase vuestra voluntad”. Y comenzó a decir unas palabras muy tiernas y amorosas:“Oh Señor y Esposo mío, ya es llegada la hora que yo tengo tanto deseada. Hora es ya que nos juntemos”. (Declaraciones de testigos).
“Acabamos de conferir o, mejor dicho, acabamos de reconocer a Santa Teresa de
Jesús el título de doctora de la Iglesia. [...] La vemos ante nosotros como una mujer
excepcional, como una religiosa que envuelta toda ella de humildad, de penitencia y
de sencillez, irradia en torno a sí la llama de su vitalidad humana y de su dinámica
espiritualidad; la vemos, además, como reformadora y fundadora de una histórica e
insigne Orden religiosa, como escritora genial y fecunda, como maestra de vida
espiritual, como contemplativa incomparable e incansable alma activa.
La doctrina de Teresa de Ávila brilla por los carismas de la verdad, de la fidelidad a la
fe católica, de la utilidad para la formación de las almas. [...] Se la considera como
uno de los supremos maestros de la vida espiritual”.(Homilía de san Pablo VI, al
declarar a Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia Universal).
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