"... todas las que traemos este hábito sagrado del Carmen somos llamadas a la
oración y contemplación, porque este fue nuestro principio; de esta casta venimos" (5
Moradas 1,2).
“No es otra cosa oración, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces
tratando a solas con quien sabemos nos ama. [...] mas viendo lo mucho que os va en
tener su amistad y lo mucho que os ama, pasáis por esta pena de estar mucho con
quien es tan diferente de vosotros (Vida 8,5).
“Díjome Su Majestad: «No hayas miedo, hija, que nadie sea parte para quitarte de
Mí»; […] dióme su mano derecha, y díjome: «Mira este clavo, que es señal que serás
mi esposa desde hoy. Hasta ahora no lo habías merecido; de aquí adelante, no sólo
como Criador y como Rey y tu Dios mirarás mi honra, sino como verdadera esposa
mía: mi honra es ya tuya y la tuya mía» (Relaciones 35)
“Puestos a orar... a solas. Procurad, tener compañía. Y creedme, mientras pudiereis
no estéis sin tan buen amigo. Si os acostumbráis a traerle cabe vos y El ve que lo
hacéis con amor y que andáis procurando contentarle, no le podréis -como dicenechar
de vos; no os faltará para siempre; ayudaros ha en todos vuestros trabajos;
tenerle heis en todas partes: ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?” (Camino
26,1).
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