“pareciéndome que claramente entendía tener presente a toda la Santísima Trinidad en visión intelectual, […] me parecía hablarme todas tres Personas, y que se representaban dentro en mi alma distintamente, diciéndome que desde este día vería mejoría en mí en tres cosas, que cada una de estas Personas me hacían merced” (Relaciones 16,1).
“¿Podría uno amar al Padre sin querer al Hijo y al Espíritu Santo? No, sino quien
contentare a la una de estas tres Personas divinas, contenta a todas tres, y quien la
ofendiere, lo mismo. ¿Podrá el Padre estar sin el Hijo y sin el Espíritu Santo? No,
porque es una esencia, y adonde está el uno están todas tres, que no se pueden
dividir. […] es Dios todopoderoso, y como lo quiso lo pudo, y así podrá todo lo que
quisiere; y mientras menos lo entiendo, más lo creo y me hace mayor devoción. Sea
por siempre bendito” (Relaciones 33).
“En la oración que traigo de estar el alma con la Santísima Trinidad, y parecíame que
la persona del Padre me llegaba a Sí y decía palabras muy agradables. Entre ellas me
dijo, mostrándome lo que quería: «Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo y a esta Virgen. ¿Qué me puedes tú dar a mí?» (Relaciones 25,2)
No hay comentarios:
Publicar un comentario