Los obispos venezolanos, preocupados por el "atropello del Estado de Derecho".
"Alarma de los obispos venezolanos ante la deriva del país hacia una "espiral de violencia" y el "resquebrajamiento" del Estado de Derecho. En un comunicado publicado este lunes, la Presidencia de la Conferencia Episcopal ha lamentado las "detenciones arbitrarias"
que se han producido tras el atentado fallido contra el presidente
Nicolás Maduro, y ha pedido a las autoridades que dejen de "reprimir" al
pueblo para a su vez acompañarle en su búsqueda de bienestar.
Comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana ante el deterioro de la justicia venezolana
1. El País está pasando por una situación muy delicada: se quiere
instaurar una espiral de violencia y se promueve el resquebrajamiento de
la Justicia, particularmente cuando todo lo que tiene que ver con ella
se está saliendo del control de las leyes y de los procedimientos
legales, para enmarcarse en la arbitrariedad que lleva a la persecución
física, el amedrentamiento, y al atropello del Estado de Derecho.
Debemos afirmar como pueblo que la violencia venga de donde venga,
implementada a personas, instituciones o al pueblo mismo, debe ser
rechazada en todas sus vertientes. Con la paz logramos todo, con la
violencia la destrucción.
2. La semana pasada la Comisión de Justicia y Paz de la CEV
afirmaba: "las aprehensiones a parlamentarios, funcionarios o ciudadanos
con base en indicios o presunciones de la responsabilidad penal, no
conllevan a detenciones arbitrarias, tratos crueles o inhumanos,
torturas o desapariciones forzadas, supuestos que atentan a todo evento
contra la integridad física y psíquica de los venezolanos".
3. Debemos recordar que en un Estado de derecho, quien es privado
de su libertad, es titular de derechos referibles a las diferentes
esferas (derechos relativos a la integridad física y psicológica, a las
relaciones familiares y sociales, a la integridad moral, etc.). Esto
excluye desde luego, no sólo todo tipo de tortura y tratos crueles,
inhumanos y degradantes, sino también las condiciones mismas de
reclusión en situación de aislamiento, la completa imposibilidad de
comunicación y la falta de contactos con otros seres humanos, que las
más de las veces provocan graves sufrimientos psíquicos y físicos al
privado de libertad. La dignidad de la persona y los derechos
fundamentales a ella inherentes no pueden negarse nunca. Ésta es la
esencia última de la justicia, que implica fundamentalmente reconocer
que toda persona -independientemente de su origen y condición, raza,
pensamiento y comportamiento-, por el hecho de ser persona, tiene la
misma y fundamental dignidad.
4. Lamentablemente en el país quienes se sienten con poder están
usando la única arma de los que no tienen razón: la violencia represiva.
Para ejercerla están violando leyes, los articulados de la Constitución
Nacional y los Derechos Humanos. Perseguir, someter y enjuiciar
arbitrariamente, es el componente que se observa, mientras hay una
multitud de pueblo que pide alimentos, medicamentos, luz eléctrica,
transporte público, gas, sueldos dignos, detener la inflación. Pero nada
de esto está ocurriendo; por el contrario, se quiere ejercer un control
social y se promueve el quiebre de la disidencia.
5. A pesar de toda esta realidad dolorosa, no podemos sucumbir ni
como ciudadanos con derechos ni como sociedad en búsqueda de bienestar.
La protesta cívica, la organización comunitaria, la unidad como pueblo,
el reclamo legítimo del buen funcionamiento de los servicios públicos
que les pertenecen al pueblo, son acciones que están avanzando. Para
ello debemos seguir fomentando la reconciliación y la paz, la búsqueda
de la verdad y un discernimiento espiritual que nos permita saber
valorar toda información o hechos que puedan ocurrir en el país; buscar
la verdad es tarea de todos.
6. Exhortamos a los organismos de seguridad del Estado a cambiar
su actitud, entiendan que estamos en momentos de grandes sacrificios y
sufrimientos de nuestro pueblo, de sus propias familias, de sus hijos.
No repriman, sino antes bien, acompañen a este pueblo que no tiene otra
alternativa sino la de buscar ser escuchado en sus necesidades.
Que María Santísima, la Virgen reconciliadora y de la paz, cuide de nuestro pueblo".
Caracas, 13 de agosto de 2018
Con nuestra bendición.+José Luis Azuaje Ayala
Arzobispo de Maracaibo
Presidente de la CEV
+Mario Moronta Rodríguez
Obispo de San Cristóbal
1° Vicepresidente de la CEV
+Raúl Biord Castillo
Obispo de La Guaira
2° Vicepresidente de la CEV
Obispo Auxiliar de Caracas
Secretario General de la CEV
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