Hoy celebramos la fiesta de san Bernardo de Claraval, monje del siglo XI que escribió una de las poesías más hermosas de toda la historia del cristianismo: el “Iubilus de nomine Iesu”:
"Dulce es el recuerdo de Jesús,
que trae la alegría verdadera al corazón;
pero su presencia es más dulce que la miel
y que todas las cosas.
No puede cantarse nada más suave
ni escucharse nada más agradable,
no puede pensarse nada más delicioso
no puede pensarse nada más delicioso
que Jesús, el Hijo de Dios.
¡Oh, Jesús!, esperanza para los penitentes,
¡Oh, Jesús!, esperanza para los penitentes,
eres piadoso con los que te suplican
y bueno con los que te buscan,
y bueno con los que te buscan,
¿Qué serás para los que te encuentran?
Ni la lengua puede decirlo
Ni la lengua puede decirlo
ni la pluma expresarlo;
solo quien lo ha experimentado
solo quien lo ha experimentado
sabe lo que es amar a Jesús.
Jesús, tú que eres nuestra futura recompensa,
sé también nuestra alegría.
Que nuestra gloria sea estar contigo
por toda la eternidad. Amén".
sé también nuestra alegría.
Que nuestra gloria sea estar contigo
por toda la eternidad. Amén".
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